Fragmento 7
Pero volvemos a lo mismo, vida: siendo interesante en mi opinión no debe ser demasiado trascendente. Es mi forma de aceptar en general todo conocimiento: la sencillez está también allí. Tú puedes ofrecerme un largo discurso, expresarme tus creencias, pero si no sé leer en tu silencio nunca terminaré de conocerte. La palabra de por sí no es más que un concepto, y para que tenga cuerpo y alma debe ser percibida con intensidad, con vocación de poder constatarla directamente o de poder imaginarla para entender su valor. Y es así con casi todo: en la percepción final el valor de cada sueño reside en el empeño que nos permitió o no salir a buscarlo. La vida puede vitaminizarse con pensamientos, con anhelos e ilusiones, pero para que sea vida debe alimentarse de vivencias. Un sentimiento puede definirse con hermosas frases y preciosas promesas, pero únicamente con el sentirlo realmente podrás apreciar y mostrar su esencia. Un hombre puede realizarse con sus actos, pero la persona precisa saborearlos para darles sentido. No sé si me expliqué...
Fragmento 8
Aquella noche hicieron el amor de una forma, aunque inusual, muy especial. Una ternura extraordinaria se apoderó de los tiempos y, sin previo acuerdo, ambos pausaban sus movimientos y paradas como si quisieran grabarlos en la memoria. El beso precedía a cada hilera de caricias y con ellas se postulaba de nuevo. Las miradas eternizaban su despedida y con cada entrada a la antecámara del placer volvían atrás para recuperar alguna nota de un preludio no acabado. El susurro adquirió la forma de un “te amo” repetido sin complejos, el murmullo rebotaba a ritmo de latido y un eco de palabras azucaradas de sensual y emotivo cariño sonaba en estéreo sin cesar. Muchos hay que quisieron ponerse medallas por haber conseguido numerosos orgasmos en un acto sexual de dos o tres horas. Pobres ingenuos: ¿no existe más mérito en emplear el mismo tiempo haciendo el amor para obtener un sólo orgasmo? Pero bueno, resulta sencillo, aunque pocos lo entiendan: cuando la meta es hermosa divino puede ser el camino.
Fragmento 9
Teresa se sorprendió. Miró a Nuri y encontró en sus ojos una extraña mirada de complicidad. Entonces se dio cuenta de que la niña no había terminado...
- Y, ¿qué quieres encontrar?
- ¿Cómo que qué quiero encontrar? Vine a ver este lugar. Es precioso...
- Sí, es precioso, pero me parece que tú buscas algo más... ¿Algo que perdiste?
- ¿Cómo lo sabes?
- Tus ojos... Tu mirada quiere reír, pero está triste... Por tu voz.... Me hablas con alegría, pero tu voz tiembla... No sé, pensé que te faltaba algo...
- Pues sí, la verdad... Llegué a Goig porqué ya no sabía... No sé que hacer con mi vida...
- ¿Y qué vas a hacer? Vivirla... ¿Qué otra cosa se puede hacer?
Teresa se rió. Los niños... Siempre tienen la respuesta fácil... Nuri se dio cuenta y enojada prosiguió...
- Sí, soy pequeña, pero no soy tonta. Me dices que no sabes... No entiendo. ¿Qué quieres hacer con tu vida si no es vivirla?
- No te enfades... Es que para la gente mayor las cosas a veces no resultan tan sencillas...
- La gente mayor, la gente mayor... Aquí en Goig nunca escuché eso... ¿Mayor que qué? ¿Que quién? ¿Tú eres mayor porque eres más grande? Pero tu fuiste antes pequeña... Y esa niña que eras quería vivir, quería una vida... ¿Qué hiciste con ella? ¿La perdiste?
- No, cariño, no la perdí. ¿Me entenderás si te digo que se estropeó?
- Vale, entonces vas y la arreglas.
- Jooo, no es tan fácil...
- ¿Por qué no?
- Porqué a veces han pasado cosas que no esperabas, que no querías, cosas que te han hecho daño... Y te entra el miedo y te encierras en un cuarto oscuro y no quieres salir.
- Pues a mí me daría más miedo estar en ese cuarto oscuro...
- Lo sé, a mí también me asusta, por eso en parte estoy aquí.
Ahora fue Nuri la que restó callada. Teresa supuso que la niña estaba intentando comprender, pero en verdad lo que hacía era preparar su respuesta...
- Hace tiempo mi padre me llevó a un prado y me hizo estar una hora sentada con él viendo todo lo que allí sucedía. Luego me preguntó si creía que todo lo que había contemplado, si todo aquello que había sucedido era fácil o difícil de comprender. Yo le respondí que me había parecido muy sencillo. Entonces me dijo: “Así debe ser tu vida, sencilla. No quieras nunca ser más que la naturaleza, no pretendas complicarte. Alimenta y ejercita tu cuerpo sanamente y sana crecerás, alimenta y ejercita tu alma sanamente y serás feliz. Ama y serás amada, busca y serás buscada, encuentra y serás encontrada, comprende y serás comprendida... Y así, con tantas y tantas cosas. Vive, cariño, no dejes nunca de vivir, pues si la dejas la vida no dejará de llevarte. Sueña, vida, no dejes nunca de soñar, pues si los llamas los sueños intentarán alcanzarte.”
Teresa escuchaba a Nuri admirada. ¿Cómo podía recordar y expresar unos argumentos tan desarrollados?
- Qué pensamientos tan hermosos... ¿De verdad los entiendes?
- Pues claro que sí. ¿Tú no? Es fácil de comprender y aun más fácil de cumplir, ¿no crees?
No obtuvo respuesta esta vez... “Fácil de cumplir...” ¿Fácil? Pero Nuri prosiguió...
- Me parece que ya te pillé. ¡Tú vienes de “Nunca Jamás”! Uy, la Señorita Mamen nos estuvo contando un día... Uy...
- ¿Y qué os contó?
- Nos habló de una Tierra donde el tesoro más deseado era la riqueza, donde la gente vivía de espaldas a la naturaleza, donde... A ver... Nos contó tantas cosas... Sí, ahora lo recuerdo: “donde a mucha gente le asustaba más vivir que morir...”
- Uy... Ahora soy yo la que lo digo... A mí no me asusta vivir...
- Entonces, vive... ¡Vive!
Teresa se rió con ganas y abrazó a Nuri. Esa niña le acababa de dar una lección mayúscula.
Fragmento 8
Aquella noche hicieron el amor de una forma, aunque inusual, muy especial. Una ternura extraordinaria se apoderó de los tiempos y, sin previo acuerdo, ambos pausaban sus movimientos y paradas como si quisieran grabarlos en la memoria. El beso precedía a cada hilera de caricias y con ellas se postulaba de nuevo. Las miradas eternizaban su despedida y con cada entrada a la antecámara del placer volvían atrás para recuperar alguna nota de un preludio no acabado. El susurro adquirió la forma de un “te amo” repetido sin complejos, el murmullo rebotaba a ritmo de latido y un eco de palabras azucaradas de sensual y emotivo cariño sonaba en estéreo sin cesar. Muchos hay que quisieron ponerse medallas por haber conseguido numerosos orgasmos en un acto sexual de dos o tres horas. Pobres ingenuos: ¿no existe más mérito en emplear el mismo tiempo haciendo el amor para obtener un sólo orgasmo? Pero bueno, resulta sencillo, aunque pocos lo entiendan: cuando la meta es hermosa divino puede ser el camino.
Fragmento 9
Teresa se sorprendió. Miró a Nuri y encontró en sus ojos una extraña mirada de complicidad. Entonces se dio cuenta de que la niña no había terminado...
- Y, ¿qué quieres encontrar?
- ¿Cómo que qué quiero encontrar? Vine a ver este lugar. Es precioso...
- Sí, es precioso, pero me parece que tú buscas algo más... ¿Algo que perdiste?
- ¿Cómo lo sabes?
- Tus ojos... Tu mirada quiere reír, pero está triste... Por tu voz.... Me hablas con alegría, pero tu voz tiembla... No sé, pensé que te faltaba algo...
- Pues sí, la verdad... Llegué a Goig porqué ya no sabía... No sé que hacer con mi vida...
- ¿Y qué vas a hacer? Vivirla... ¿Qué otra cosa se puede hacer?
Teresa se rió. Los niños... Siempre tienen la respuesta fácil... Nuri se dio cuenta y enojada prosiguió...
- Sí, soy pequeña, pero no soy tonta. Me dices que no sabes... No entiendo. ¿Qué quieres hacer con tu vida si no es vivirla?
- No te enfades... Es que para la gente mayor las cosas a veces no resultan tan sencillas...
- La gente mayor, la gente mayor... Aquí en Goig nunca escuché eso... ¿Mayor que qué? ¿Que quién? ¿Tú eres mayor porque eres más grande? Pero tu fuiste antes pequeña... Y esa niña que eras quería vivir, quería una vida... ¿Qué hiciste con ella? ¿La perdiste?
- No, cariño, no la perdí. ¿Me entenderás si te digo que se estropeó?
- Vale, entonces vas y la arreglas.
- Jooo, no es tan fácil...
- ¿Por qué no?
- Porqué a veces han pasado cosas que no esperabas, que no querías, cosas que te han hecho daño... Y te entra el miedo y te encierras en un cuarto oscuro y no quieres salir.
- Pues a mí me daría más miedo estar en ese cuarto oscuro...
- Lo sé, a mí también me asusta, por eso en parte estoy aquí.
Ahora fue Nuri la que restó callada. Teresa supuso que la niña estaba intentando comprender, pero en verdad lo que hacía era preparar su respuesta...
- Hace tiempo mi padre me llevó a un prado y me hizo estar una hora sentada con él viendo todo lo que allí sucedía. Luego me preguntó si creía que todo lo que había contemplado, si todo aquello que había sucedido era fácil o difícil de comprender. Yo le respondí que me había parecido muy sencillo. Entonces me dijo: “Así debe ser tu vida, sencilla. No quieras nunca ser más que la naturaleza, no pretendas complicarte. Alimenta y ejercita tu cuerpo sanamente y sana crecerás, alimenta y ejercita tu alma sanamente y serás feliz. Ama y serás amada, busca y serás buscada, encuentra y serás encontrada, comprende y serás comprendida... Y así, con tantas y tantas cosas. Vive, cariño, no dejes nunca de vivir, pues si la dejas la vida no dejará de llevarte. Sueña, vida, no dejes nunca de soñar, pues si los llamas los sueños intentarán alcanzarte.”
Teresa escuchaba a Nuri admirada. ¿Cómo podía recordar y expresar unos argumentos tan desarrollados?
- Qué pensamientos tan hermosos... ¿De verdad los entiendes?
- Pues claro que sí. ¿Tú no? Es fácil de comprender y aun más fácil de cumplir, ¿no crees?
No obtuvo respuesta esta vez... “Fácil de cumplir...” ¿Fácil? Pero Nuri prosiguió...
- Me parece que ya te pillé. ¡Tú vienes de “Nunca Jamás”! Uy, la Señorita Mamen nos estuvo contando un día... Uy...
- ¿Y qué os contó?
- Nos habló de una Tierra donde el tesoro más deseado era la riqueza, donde la gente vivía de espaldas a la naturaleza, donde... A ver... Nos contó tantas cosas... Sí, ahora lo recuerdo: “donde a mucha gente le asustaba más vivir que morir...”
- Uy... Ahora soy yo la que lo digo... A mí no me asusta vivir...
- Entonces, vive... ¡Vive!
Teresa se rió con ganas y abrazó a Nuri. Esa niña le acababa de dar una lección mayúscula.
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