15 abr 2010

En prosa poetica: el primer beso de amor

Hoy os presento un fragmento de un texto precioso que pretende ilustrar, en prosa poética y a ritmo de vals, algo mágico e inolvidable: El primer beso de amor...

En tu cara se bosqueja una bienvenida, en mi semblante la certeza de una bella acogida. Tus ojos persiguen la huella de mi mirada, en los míos reza el talante de descerrajar la reja que con la escasa distancia me separa de ti. Nuestros corazones, rojos latidos teñidos por la pasión, resiguen la traza de cada movimiento grabándolo en la estancia donde la memoria se cobija, tallándolo en la entrada de la casa de donde la ilusión parte. Me siento en la gloria y tú, movida por eternas evocaciones, te sientas encima mío. Mi cadera se enlaza con tus atentas piernas y en el poético arte de amar todo rima. Y la espera se termina, tu boca se fija en la mía y empieza la danza...
El cariño se desboca y un métrico compás alcanza cada intervalo de roce, cada fragmento del beso. Nuestros labios provocan al callado tiento: con un guiño vestirán al goce con trajes de gala y con tieso andar y sabios desplazamientos decorarán la sala de la dulzura con un halo musical. Sin instrumentos, sin orquesta, millones de pajes sensoriales nos guiarán con ternura por un embrujo sin final. Y se iniciará la fiesta: con sones emocionales y el embelesado flujo del enamoramiento nos embriagaremos hasta olvidarnos de todo, vaciaremos la mente de todo tormento. Y hallaremos el modo de dar a cada paso aquella envolvente cadencia capaz de detener el tiempo, de posponer el ocaso hasta recuperar lo perdido: un, dos, tres, un, dos, tres… con fineza hacia ambos lados; un, dos, tres, un, dos, tres, ambos entusiasmados, adelante y al revés… Luego vendrá el giro: con elegante firmeza te miro y te pido me permitas, sin clemencia, marear el interior del templo con la saliva que aviva tus suspiros. Y tú accedes, me invitas, me cedes tu espacio y acosas el mío…

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