Pensamientos y reflexiones del amor y el desamor. Citas del libro "A la luna, a ti, mi cielo, y a mis queridas estrellas"
No preexiste la norma que te hará feliz, no se ha prefabricado el mito de la paz interior ni es un invento la defensa del amor de tu vida...
Pero las emociones no admiten ser encarceladas. Cuando las emociones se sienten convictas tarde o temprano reclaman su libertad. En su hoja de reclamaciones nos amenazan con la tristeza, con la depresión, con la intolerancia y la irritabilidad, con la dejadez o con la perdida de las ganas de vivir. Son amenazas reales, que en mayor o menor grado acaban ejecutándose, y que nos hacen pagar nuestra cobardía. Porque, aunque la disculpa de la inconsciencia pueda librarnos parcialmente de la culpa, cobardes somos cuando, por negarnos a enfrentarnos a las perturbadoras realidades, encerramos nuestro corazón y le privamos el acceso a sus naturales sentimientos.
Piensa siempre que solo si eres tenaz en el rastreo de tu quimérica historia, la utopía, abrirás la posibilidad de darte un paseo por la gloria.
Desde mi adolescencia intenté construir una vida centrada en la entrega incondicional a los seres amados y en la sumisión a unos principios que asentados en la nobleza y en la honradez habilitaban la posibilidad de cualquier sacrificio y facultaban la negación de anhelos, voluntades y sueños. En ese recto camino construí la morada de mis vivencias, un hermoso hogar compartido con valiosas compañías, un precioso cobijo construido con bellos sueños y decorado con ricos ambientes y preciadas pertenencias. Pero en mis esfuerzos por edificar y a la vez asegurar lo edificado demasiado a menudo obré más para agradar que para satisfacerme. Actué insistentemente priorizando las pautas que definía lo que yo consideraba que de mí se esperaba y olvidé con frecuencia las que mis propios deseos hubieran diseñado. Nunca me di cuenta de que uno no puede cimentar su vida en tierras ajenas y con hormigón prestado, por muy hermoso que sea el paraje elegido y por muy sólido que se presente el mortero. Las ansias, las pasiones, las preferencias y las ilusiones son fructíferas herramientas que pueden y deben ser compartidas en la construcción de proyectos comunes, pues si son obviadas tarde o temprano llamaran a nuestra puerta para reclamar sus derechos. Cuando uno comienza a presentir que vive más para los demás que para sí mismo sin querer se va volviendo descuidado y a la vez va anestesiando sus impulsos pues detecta que algunas realidades que los empujan empiezan a hacerse demasiado incómodas. Y la rueda sigue girando... La rueda gira cada vez de forma más temeraria para nuestro equilibrio y el instinto de autoprotección nos incita a fortificar cada vez más la celda donde nuestras emociones se refugian.
Si riegas al amor con las lágrimas del miedo estarás abonando una planta venenosa que liquidará tu esencia.
En el ruedo de la convivencia no puede haber gato encerrado, pues antes o después promete lo clandestino arañar tu sino.
Uno se pasa más de media vida preguntándose cual es el secreto de la felicidad. Al menos éste ha sido uno de los dilemas que más ha regado el cauce de mis meditaciones durante muchos años. En mis observaciones pude constatar tremendas contradicciones que despistaban totalmente mi lógica: ¿Cómo podía ser que en el rostro de algunas personas que no tenían casi nada se reflejara tan claramente aquella sonrisa interior tan intensa que parecía eterna? ¿Qué hacía, en cambio, que en los ojos de tanta gente acomodada se dibujara aquella deprimente amargura? ¿Era realmente la felicidad un estado momentáneo que se podía comprar con la alegría de las vivencias o con la riqueza de las tenencias o podía realmente, como siempre pensé, asimilarse como una condición inherente a uno mismo, como una cualidad más de la complexión anímica que nos define?
Soñando despierta avivarás tus ilusiones, pero si nunca llamas a la puerta de tus fantasías finiquitarás tus pasiones.
Dora liberó mis emociones y en su puesta en escena mi sensibilidad me mostró la fantástica magnitud que el imperio de los sentidos puede adquirir. Continúo gozando con la atenta escucha de la brisa marinera. Sigo emocionándome cada vez que reencuentro a mi luna y a mis queridas estrellas. Quizás nuestras citas son ahora más calladas pero no por eso se han vuelto menos intensas. Conservo también aquella esperanzada mirada que atiende con alegría lo imprevisto y atesoro aún aquella sonrisa que en la espontaneidad de pequeños revelaciones reluce toda su cordialidad. Mi espíritu ha rejuvenecido como si el cáliz lleno de vida que probó le hubiera regalado un bello renacer y mi camino ha vuelto a iluminarse con las esperanzadas luces que los nuevos sueños encienden.
Quien se aferra al suelo pantanoso verá como los huertos que abastecen sus esperanzas rechazan ser nutritivos.
Un amor nunca entregado puede durar dos años, y más, y toda una vida. Aún oculto en las sombras del alejamiento un corazón que ha aprendido a amar puede resistirse a renunciar al estelar brillo que un día despertó la magia del enamoramiento. Y si se resiste deberá aprender a convivir con la ausencia, deberá aprender incluso a ir olvidando a la mujer que adora. Y si se resiste puede acabar limitándose a amar su insostenible experiencia, su quimérica ilusión. Y al hacerlo no estará ni mucho menos engañando a su futuro con sortilegios del pasado, estará manteniendo una muy preciosa flama que le va a envolver con una encantadora aureola, que le va a otorgar una primorosa fuerza para encarar lo que le atiende en el porvenir.
Cuando amas alcanzas a abrir las celosías que guarecen tus sensibilidades y todo se presenta más precioso, y todo te invita a vivir.
Pensamientos y reflexiones del amor y el desamor. Citas del libro "A la luna, a ti, mi cielo, y a mis queridas estrellas" de Miquel Beltran i Carreté
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