26 jun 2016

Una carta al desamor, un canto al mañana...

Fragmentos del libro A LA LUNA, A TI, MI CIELO, Y A MIS QUERIDAS ESTRELLAS

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Una carta al desamor, un canto al mañana...

Querida amiga:
Alguien muy sabio escribió una vez algo así: “No llores porque has perdido el sol, pues las lágrimas no te dejarán ver las estrellas...”. Suele pasar que algunas veces, ante lo que percibimos como grandes pérdidas, pretendemos callar el que debería ser un desesperado llanto con fingidas actitudes, aparentemente orgullosas, que pretenden convencer al mundo de nuestra entereza. Firmes quieren ser nuestras palabras, alegre se quiere mostrar nuestra sonrisa y con un posado enmascarado de equilibrado trajinar actuamos como si nada hubiera pasado, como si aquello que vino a rompernos la feliz existencia estuviera ya superado. Mas con nuestra prisa por volver a edificar un resistente porvenir cometemos un craso error. Cuando un terremoto derrumba una construcción no se puede cimentar una nueva fortaleza sin antes limpiar bien las ruinas que quedaron. Si negamos esta lógica norma solo podremos optar por proyectar una frágil e inestable casita de papel. Así, si tu sol se perdió en uno de aquellos injustos chascos que el destino nos fuerza a aceptar, negar el llanto por lo extraviado puede no ser lo más aconsejable. Porque si tapamos nuestra rabia con el manto de la simulada indiferencia quizás conseguiremos protegernos de una temporal y terrible ansiedad, pero a la vez estaremos atascando nuestro camino hacia nuevos horizontes y ocultando aquellas estrellas que deseamos ver. Las lágrimas, cuando las dejamos caer libremente, no son malas. Con ellas enjuagamos las penas y con ellas abrimos la puerta para que nuestras angustias marchen, para que nuestra ira salga y luche por calmarse. LEER MÁS

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