El primer beso de amor: Un vals de sensaciones...

Literatura romántica. Fragmentos y citas


EL PRIMER BESO



¿Hay algo en la vida que ofrezca tantos matices como puede brindar un beso? El beso de un niño nos puede regalar ternura, inocencia, necesidad… En la despedida nuestros labios pueden humedecerse con la tristeza o, ¿por qué no?, satisfacerse con la marcha del pesado de turno… En el reencuentro nuestra boca puede estar ansiosa por recuperar el cariño extrañado en la distancia, intentando grabar en un instante mil besos perdidos, o puede castigar la ausencia con la frialdad de un roce resentido… En el perdón podemos besar con arrepentimiento o con rabia, puede ser incluso, el que damos, un beso mentiroso, obligado y nada sentido… También habremos probado todos alguna vez el beso de compromiso, aquel que se ofrece y no se da, el que se priva poniendo la cara contra tu cara… En el primer beso que damos a una chica escondemos no sólo el naciente amor, también la curiosidad, la sorpresa, el punto de partida para un incógnito futuro de pareja, el descubrimiento de la primera expresión compartida del deseo… Yo he tenido la desgracia de experimentar dos veces el más terrible de los besos, aquel que se da a la muerte de un ser querido, el frío beso del último “adiós”, un angustiante “hasta nunca” que se mancha de lágrimas y se hunde en el desconsuelo… A mi madre, a mi padre… en mi último beso les agradecí todo aquello que pudieron darme y a la vez, lo sé, los culpé por aquel abandono que yo no podía aún aceptar…
Podría seguir y seguir pero ahora mismo ansío dirigirme ya hacia aquello que me motivó a que empezara a escribir sobre el tema: el beso más extraordinario beso de amor jamás soñado… Aquel beso donde el hombre y la mujer se entregan con cuerpo y alma, el beso que nos conecta para siempre, el BESO… ¿Cómo podría describirlo? ¿Encontraré la forma, las palabras, para describir algo tan sublime? ¿No será mejor limitarme a soñarlo?

En tu cara se bosqueja una bienvenida, en mi semblante la certeza de una bella acogida. Tus ojos persiguen la huella de mi mirada, en los míos reza el talante de descerrajar la reja que con la escasa distancia me separa de ti. Nuestros corazones, rojos latidos teñidos por la pasión, resiguen la traza de cada movimiento grabándolo en la estancia donde la memoria se cobija, tallándolo en la entrada de la casa de donde la ilusión parte. Me siento en la gloria y tú, movida por eternas evocaciones, te sientas encima mío. Mi cadera se enlaza con tus atentas piernas y en el poético arte de amar todo rima. Y la espera se termina, tu boca se fija en la mía y empieza la danza...
El cariño se desboca y un métrico compás alcanza cada intervalo de roce, cada fragmento del beso. Nuestros labios provocan al callado tiento: con un guiño vestirán al goce con trajes de gala y con tieso andar y sabios desplazamientos decorarán la sala de la dulzura con un halo musical. Sin instrumentos, sin orquesta, millones de pajes sensoriales nos guiarán con ternura por un embrujo sin final. Y se iniciará la fiesta: con sones emocionales y el embelesado flujo del enamoramiento nos embriagaremos hasta olvidarnos de todo, vaciaremos la mente de todo tormento. Y hallaremos el modo de dar a cada paso aquella envolvente cadencia capaz de detener el tiempo, de posponer el ocaso hasta recuperar lo perdido: un, dos, tres, un, dos, tres… con fineza hacia ambos lados; un, dos, tres, un, dos, tres, ambos entusiasmados, adelante y al revés… Luego vendrá el giro: con elegante firmeza te miro y te pido me permitas, sin clemencia, marear el interior del templo con la saliva que aviva tus suspiros. Y tú accedes, me invitas, me cedes tu espacio y acosas el mío… Los giros comienzan despacio, con incauta timidez dos anhelosas lenguas coquetean, se sorben, se catan… Sin pauta premeditada, sin menguas que estorben la abstracción, nuestras almas flirtean en el nada más importa y, poco a poco, a la vez, van acelerando su melódico patrón, van afinando su erótico acorde, virando ya sin calmas reservas… Nuestras bocas, con su absorta gala, devotas siervas de un único corazón, se situaron hace mucho en el centro de nuestro universo. De allí, de muy adentro, en cada instante dejamos que cante un verso: te amo, te amo. En el borde las manos ofrecen no pocas lisonjas, los poros de nuestras pieles crecen como esponjas mojadas con las gotas de la fogosidad, y en nuestra más privada profundidad floran las lubricadas mieles que incitan los foros donde se valoran la posibilidad o las conveniencias de consumar o no el encendido acto sensual. Pero las incidencias no invitan a firmar el apetecido pacto y con el retiro de la oportunidad las pulsaciones se van apaciguando y el entusiasta viro se va frenando lentamente. Aunque no decimos “basta”, no podemos, nuevas sensaciones nos reclaman y ambos queremos seguir…
Somos dos que se aman, sin dejo de pasado ni de futuro. El presente vive preso, encerrado en un lujo, en un beso, el más puro jamás soñado, aquel que cura los males, que inhibe las tensiones y perdura en las pasiones… Y se reinaugura el festejo: con sones emocionales y el embelesado flujo del enamoramiento nos embriagaremos hasta hartarnos, hasta olvidarnos de todo, vaciaremos la mente de todo tormento. Y hallaremos el modo de dar a cada paso aquella envolvente cadencia capaz de detener el mundo, de posponer el ocaso hasta recuperar lo perdido: un, dos, tres, un, dos, tres… con fineza hacia ambos lados; un, dos, tres, un, dos, tres, ambos entusiasmados, adelante y al revés… Luego volverá el más fecundo giro. Y con él la paz y el fuego… Con elegante firmeza te miro y te pido que me sigas, que me digas que me quieres… Y tú te adhieres al juego y bailamos, bailamos, bailamos…


Quizás sólo fue un sueño. Quizás no… Quizás pensé que danzaba un perpetuo baile, un enardecido vals modelado por las notas del amor, zapateado en el humedecido suelo de la pasión y plantado en la fantasía de un beso, en la quimera del BESO. Quizás sí, quizás no, ¿qué más da? Fue hermoso escribirlo, ha sido lindo presentirlo y, sin duda, sería precioso vivirlo.

Extraído del libro "A la luna, a ti, mi cielo, y a mis queridas estrellas"




SI ESTÁS LEYENDO DESDE EL MÓVIL PUEDES COMPARTIR ESTE POST CON TUS AMIGOS MEDIANTE WHATSAPP CLICANDO EN LA IMAGEN


Comentarios

  1. El beso, el contacto más sincero revelador de sentimientos y guía de pasiones, que altera nuestras sensaciones.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario