Odas al amor. Un amor platónico.

Odas de amor... En mi mente un baile de palabras...


Fragmentos de la novela romántica
 A LA LUNA, A TI, MI CIELO, Y A MIS QUERIDAS ESTRELLAS


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Hoy me acosté y no pude descansar. En mi mente un baile de bellas palabras, una orgía de frases apasionadas por juntarse hacían sonar aquel despertador que te mantiene sereno y te niega el sueño. Entonces me levanté y todo mi cuerpo quiso correr para ponerse ante la ya muy querida pantalla donde mis pensamientos vienen a nadar en aquella latente tinta que está delineando mi bello viaje hacia el infinito que mi nunca acabada declaración de amor parece buscar. Y mis dedos corrieron inquietos por el teclado mientras mis ojos se entrecerraban y mi corazón se reía, seguro, por sentirse otra vez triunfador en sus propósitos... Y en la computadora empezaron a lucirse unas letras cuya paternidad me costaba reconocer pero que en su hermosura no dudé en adjudicar a esa joya que cuelga de mis emociones desde hace tanto...

Contigo, mi luz, curé la ceguera que en la era de mi vida mantenía clavada una cruz. Esa cruz, sí, que, asentada en la mentira, anida el conformismo con lo establecido por las morales impuestas. Esa cruz que, apoyada en los corales de los mares sin ira, te obliga a renunciar a ti mismo y te impide escalar aquellas cuestas que tus profundos cantares y tu ilusión amiga anhelan. Y, como en un seísmo que en el destruir construye, con su renacer mi visión me mostró unos mundos donde el sufrir termina y la pena huye, donde las almas dejan su alacena y vuelan, donde los corazones ondean sus banderas con calmas canciones, con largas esperas sin cargas ni oscuros reversos, con puros y románticos versos que se disfrazan de prosa para amagar sus cánticos, y que en su ondulado viaje cazan los sueños para venderlos a sus dueños con la amorosa percepción de aquel paisaje donde la amada espera al enamorado, donde tu única religión reza para tenerla siempre a tu lado. Y en un comienzo que de la nada empieza, quiso el hado que me transformara en trovador para poder glosar todas aquellas odas de amor que la mágica vara de aquel cortejo secreto convertía en un inquieto festejo que, con música matizada de balada, resaltaba, entre todas, las bodas de dos ánimas dobladas, de dos seres tocados por las hadas que en su historia nacieron para darse la gloria. Y así, contigo, sigo...  LEER MÁS

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