23 ago 2009

En la Tierra de Nunca Quizás. Libro I. La Nación de Goig. INTRODUCCIÓN (2)




CAPÍTULO ANTERIOR

2.2. Comienza el Congreso: De cómo una multitud de almas expectantes aguardan respuestas que nunca llegan…


El despertador de su teléfono móvil sonó a las siete de la mañana. Teresa amaba esos momentos, la canción que sonaba, el silencio, la pereza, la repetición programada a los diez minutos… Solía cambiar la música cada semana, pero con la actual llevaba quince días… Era tan hermosa, tan dulce, tan sugestiva: “Somewhere over the rainbow”, en algún lugar… Seguro, en algún lugar…


Teresa había dormido, como solía hacer desde hacía años, abrazada a una almohada. Cuando viajaba acostumbraba incluso a hacer algo poco común: meter la que tenía en casa en la maleta. Esta vez no lo hizo, consciente de que en el hotel al que iba, como en todos los hoteles de lujo, tendrían esa almohada de plumas que tan suavemente abrazaba sus sueños.

¡Las siete y veinte, ya! Teresa se levantó y se dispuso a prepararse para bajar a desayunar. A las nueve estaba prevista la ceremonia inaugural y debía estar bien despierta. Una ducha rápida la despejó. Luego se secó el cabello livianamente y se peinó. ¿Debía maquillarse? Cuatro detallitos para callar bocas de aquellas que suelen relacionar la pintura con el bienestar. Aún siendo muy presumida, a Teresa eso de maquillarse en demasía nunca la motivó, se sentía como disfrazada. A la noche, para la cena, ya se esmeraría un poco más.

¿Qué debía ponerse? Uf, la esperaba un día agotador… Algo cómodo, desde luego… Ese vestido blanco, de vuelos ibicencos, con él luciría mejor esa tez morena que empezaba a cultivarse. Y Teresa se vistió y, saliendo de la habitación, se dirigió a la cafetería.

El buffet libre que en los hoteles suelen ofrecer para desayunar era algo a la vez emocionante y peligroso. Debía cuidar la línea, pero era tan encantador el ritual del dulce y el salado… Pero antes de poder siquiera ir a buscar la taza para servir el café con leche pasó lo que Teresa sabía que pasaría: ¡Conocidos por doquier! De aquí y de allá la estaban saludando e invitando a sentarse… Dios, ¡vaya dilema! Eran tantos los que repetían su asistencia a ese tipo de congresos… ¿Cómo no? NOSCE TE IPSUM, conócete a ti mismo… Un lema demasiado atractivo para, ¿demasiada gente?

Su amiga Pilar la salvó del problema. Era psicóloga, de Bilbao, ¡y se conocían hacía tantos años! Pilar tenía preparado su café con leche ya en su mesa. ¡Qué lista era!

-¿Cómo está mi flor de azahar?- le susurró su amiga al oído mientras la abrazaba muy, muy cálidamente…

-¡Bieeeen! Ejem, ¿y mi querido roble del norte? ¿Cómo te va?

-¡Bieeeen!

Las dos se rieron. ¡Se conocían tan bien!

Teresa tuvo que dar la vuelta al ruedo antes de servirse nada. Besos, risas, abrazos, gente maravillosa y en algunos casos, muy misteriosa… Luego se sirvió. Empezó, claro, por lo dulce…

Cuando por fin se pudo sentar Pilar la sonrió…

-No se puede ser tan popular, ¿qué tendrá mi niña?

-No sé, la verdad es que me encanta, pero a menudo también me agota…

-Anda, ¿por qué?

-Pues, ya sabes, esa sensación de servidumbre… Y no es que me pasé aquí, en el mundo de los congresos, tú lo sabes… Parece cómo si todo el mundo supiera que Teresa está, ¿a su disposición?

-Pero tú lo fomentas, vida, ¿verdad? Recuerdo la primera vez que me escribiste, me llamó tanto la atención la forma de concluir el mail: “Por ti y para ti, lo que soy, tengo y sueño”

-Y es que lo siento así, pero… Supongo que es la historia de mi vida…

-Que surge de tus miedos e inseguridades, de una extrema necesidad de agradar, ¿o no?

-Desde niña, ya sabes… Lo que pasa es que, con el tiempo, te das cuenta de que aquello que en definitiva busca tu forma de ofrecerte se gira, por el camino se da la vuelta y cuando llega al remitente aparece como un paquete impersonal y gratuito.

-Me perdí, no te entiendo.

-Demasiada gente no valora lo que les pueda dar alguien como yo… De alguna forma es como si pensaran que vienes con una mochila llena, rebosante de cariño, amor, ayuda, consejos, … Y aquello que de ti puedan recibir no tiene más valor que la calderilla que ofrece al pobre alguien muy rico…

-…

-Y un día empiezas a darte cuenta de que toda tu vida se montó en construir castillos para los demás, usando los materiales que a los demás pueden sostener y decorándolos como a los demás les gustaría. Y miras a tu alrededor, aquello que se supone que debe ser tu casa, y no lo reconoces como tuyo, no es ese el hogar que deseas… ¡Y aquí estoy! Conócete a ti misma, ja… Será que no me conozco…

-Y es que la cuestión quizás no reside ahí, en conocerse… El conflicto interno no está en el saber, sino en el aceptar lo válido y querido y cambiar lo que se percibe como dañino o extraño…

-Oye, me estoy pasando… Me vas a tener que cobrar la terapia.

-¡Anda y vete a la porra! ¡Soy tu amiga! Lo sabes, pero mejor será que vayas desayunando o no llegaremos a la inauguración… No te preocupes, ya tendremos tiempo de hablar estos dos días…

Teresa fue terminando lo que le quedaba en el… ¿segundo plato? ¿tercero? Que más daba… Estaba disfrutando de la segunda fase: el salado. ¡Pero que bueno era ese jamón ibérico! Si no hubiera sido tan educada, o quizás tan vergonzosa, se habría preparado un paquete para media mañana: “pa am tomata”, nunca recordaba el término catalán, aceite jaenero y jamón de Jabugo… Mmmm…

-¿Estás?- Preguntó Pilar, ya inquieta por la hora.

-¡Estoy! – respondió Teresa mientras se levantaba


Las dos amigas enfilaron hacia la salida. Allí, en la puerta, se agolpaba la gente. Más saludos, besos, abrazos, sonrisas, …

- Uno más, un congreso más… ¡Ya son tantos! – susurró flojito Teresa.

-Y los que vendrán. ¿Te das cuenta? Trescientas personas esperando respuestas, creyendo que alguien que viene de Portugal, de Bolivia, de Cuba o de la Conchinchina nos va a contar“quienes somos”.

Teresa se sonrió y, agarrando la mano de su amiga, la apretó fuerte.

-Todo irá bien, ya verás. Luego hablamos de ti, ¿sí?

Y juntas abandonaron la cafetería, embocando el pasillo que las llevaba al Salón Reina Victoria, allí donde empezaría el congreso.


CONTINUA


(TEXTO COMPLETADO)

1 comentario:

  1. Es interesante todo lo que piensa y siente Teresa, siento como si fuese mi diario porque justo en estos momentos siento algo muy similar que me identifica con este personaje...me quede con las ganas de leer mas...!!!

    ResponderEliminar