4 abr 2010

Un aperitivo literario, un relato romantico: hacer el amor

Doy inicio a una nueva sección que titularé "Aperitivo Literario" y en la cual voy a presentaros brevemente los textos que me consta han sido más leídos y, en algunos casos, muy aplaudidos.

En primer lugar introduzco un fragmento de un relato romántico que, para muchas mujeres, ha supuesto un sueño realmente exquisito. Hacer el amor, sentirlo, vivirlo y poder expresarlo...


Anoche estábamos tú y yo en la playa. Sentados en la arena nos envolvía aquel silencio que todo lo calla pero que en su paseo todo lo dice. Las olas venían a visitarnos y regresaban raudas, emocionadas, para contarle al mar que en su viaje hallaron una muy hermosa imagen. Tus dedos resbalaban entre los míos y juntos buscaban una reconciliación del tacto con la suavidad de las pieles que se aman. Mis ojos miraban el cielo y en cada estrella redescubrían el esplendor de nuestro amor. Mi vista corría por la oscuridad y en un viaje reposado localizó tu sonrisa en aquellas formas que una redondeada luna suele regalar muy de vez en cuando. Y la reina de la noche parecía feliz, mostrando una luz especial para podernos iluminar mejor, aunque en verdad quizás éramos nosotros los que la alumbrábamos a ella con el resplandor de nuestra ilusión. Los dos permanecíamos callados porque sabíamos con certeza que nuestros pensamientos volaban subidos en la misma nube, bañándose en aquellas palabras de algodón que suelen mimarse mientras se acarician. Tus pies se habían hundido en aquel playero arenal que debía sostenerlos y bajo tierra caminaban buscando los míos para invitarlos, con movimientos espontáneos, nada calculados pero sabiamente concebidos, a jugar a un cosquillear itinerante que debía sumarse a la sublime unión que nuestros seres estaban proyectando.


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