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31 mar 2016

Hacer el amor... Fragmentos literarios

FRAGMENTOS LITERARIOS... HACER EL AMOR... DE LA NOVELA "A LA LUNA, A TI, MI CIELO Y A MIS QUERIDAS ESTRELLAS"


Anoche estábamos tú y yo en la playa. Sentados en la arena nos envolvía aquel silencio que todo lo calla pero que en su paseo todo lo dice. Las olas venían a visitarnos y regresaban raudas, emocionadas, para contarle al mar que en su viaje hallaron una muy hermosa imagen. Tus dedos resbalaban entre los míos y juntos buscaban una reconciliación del tacto con la suavidad de las pieles que se aman. Mis ojos miraban el cielo y en cada estrella redescubrían el esplendor de nuestro amor. Mi vista corría por la oscuridad y en un viaje reposado localizó tu sonrisa en aquellas formas que una redondeada luna suele regalar muy de vez en cuando. Y la reina de la noche parecía feliz, mostrando una luz especial para podernos iluminar mejor, aunque en verdad quizás éramos nosotros los que la alumbrábamos a ella con el resplandor de nuestra ilusión. Los dos permanecíamos callados porque sabíamos con certeza que nuestros pensamientos volaban subidos en la misma nube, bañándose en aquellas palabras de algodón que suelen mimarse mientras se acarician. Tus pies se habían hundido en aquel playero arenal que debía sostenerlos y bajo tierra caminaban buscando los míos para invitarlos, con movimientos espontáneos, nada calculados pero sabiamente concebidos, a jugar a un cosquillear itinerante que debía sumarse a la sublime unión que nuestros seres estaban proyectando. Y pasó lo que tenía que pasar: sin haberse avisado y con una perfecta simultaneidad en el giro nuestras cabezas se volvieron y nuestras miradas se reencontraron. Y tu rostro se iluminó otra vez, ¡qué maravilla!, y en tu dulce mirar percibí que toda tú eras mía y me sentí inmensamente feliz. Y mis manos soltaron las tuyas, el adorado sustento de sus anhelos, para buscar aquella rojiza cascada que en tus cabellos se inspiraba y nadar con pausada suavidad entre tu pelo, mientras empujaban tu cara hacia la mía para poder rubricar con un beso aquel inolvidable momento... Y sucedió. Por primera vez pude besarte. Mis labios encontraron los tuyos y se presentaron con aquella timidez que cubre a los besos inocentes, aquellos besos que en la inseguridad de su primera vez suelen retirarse repetidamente para certificar en los ojos de la amada ese amor presuntamente correspondido. Y mis dedos seguían acariciando tu pelo pero ahora buscaban escaparse para deleitarse con la tanto tiempo anhelada sedosa tersura de tu cara. Y entonces mi boca recordó tantas palabras que nunca pudo decirte y en un tenue fregar de la piel de tu rostro buscó tus mejillas, encontró tus ojos y paseó por tu nariz para susurrar en su besar lo que tanto tiempo guardó. Fue un “te quiero” silencioso, fue un “te amo” explicado en el humedecer de unos labios sedientos del mágico cáliz que sólo en la amada hallamos. Y en su emocionada travesía mi boca reencontró la tuya y entonces sí, entonces se inició aquel deseado beso que olvida pasado y futuro, el beso que borra todo lo que nos rodea y pospone la pasión para arrullarnos con la más dulce canción jamás soñada, el dueto de dos corazones que se declaran su amor. Y como el agua marina que en el oleaje descubre la arena y regresa, y regresa, nuestras bocas se descubrieron y eternizaron su sorpresa en la emoción de dos cuerpos que se fundieron en un abrazo que en su apretar clamaba la posesión mutua que sentíamos.
Un larguísimo momento pasó hasta que el tormento de no saberte mía pudo calmar su ansiedad en el enlace de unos labios y en el enganche de nuestros seres. Luego, con el sosiego que da la seguridad de la tenencia, tus manos o las mías se despegaron y mi boca o la tuya empezaron a buscar otros descansos. Y con el nacimiento del deseo nuestras apasionadas almas declararon abierto el combate que nuestros sentidos debían mantener para demostrar que la búsqueda del placer del ser querido es la forma más preciosa y efectiva de hallar el propio. Y mis dedos comenzaron su ronda, iniciaron un galante baile por los surcos de tu piel y en la tensión que de tu excitación se desprendía mi felicidad redescubría la fogosidad del querer. De mi mente brotaban bellas palabras, frases que murmuraba allá donde mis sensaciones me llevaban y que traducían tu belleza, reafirmaban mi amor y prometían mil sueños. En mis oídos sonaba tu respirar y tu suspirar reposaba la constatación de tu total entrega. Y sentí como me embriagaba: una exquisita mezcla de olores se desprendía de ti y me envolvía con un manto etéreo aliñado con tu esencia, acicalado con tu perfume y aderezado con tu sudoroso deseo. Y en mi tarea de conocerte y poseerte no hubo un solo espacio, un solo punto, una sola célula periférica de tu cuerpo que no fuera visitado, sentido, saludado, acariciado y amado. Hacía rato que te sentía ya perfectamente mía y sabía que en tu percepción yo era también espléndidamente tuyo. Porque tus dedos habían comenzado también su ronda, habían iniciado su galante baile por los surcos de mi piel y en la tensión que de mi excitación se desprendía tu felicidad redescubría la fogosidad del querer. De tu mente brotaron bellas palabras, frases que murmuraste allá donde tus sensaciones te llevaron y que tradujeron mi belleza, reafirmaron tu amor y prometieron mil sueños. En tus oídos sonó mi respirar y mi suspirar reposó la constatación de mi total entrega. Y sentiste como te embriagabas: una exquisita mezcla de olores se desprendió de mí y te envolvió con un manto etéreo aliñado con mi esencia, acicalado con mi colonia y aderezado con mi sudoroso deseo. Y en tu tarea de conocerme y poseerme no hubo un solo espacio, un solo punto, una sola célula periférica de mi cuerpo que no fuera visitado, sentido, saludado, acariciado y amado. Y hacía rato también que me sentías ya perfectamente tuyo y sabías que en mi percepción tú eras espléndidamente mía.
Muchas veces suele ocurrir que lo que sucede pasa sin que en las intenciones se programe su paso. Sin prisas, sin egoístas pretextos, dos cuerpos deseaban descubrirse y en un camino donde las pieles proyectaban rozarse los envoltorios fueron cayendo en la arena sin casi darse cuenta. Y en la desnudez pudimos concertar todas aquellas citas que nuestros sentires anhelaban. Y luego sucedió. Nuestros cuerpos, nuestros sentidos, nuestros corazones y nuestras almas dieron la esperada orden que debía abrir la puerta de la comunión absoluta. Y todas aquellas maravillosas sensaciones que en las antesalas del sublime placer experimentamos nos condujeron inevitablemente a compartir el hueco donde todos los sentidos encuentran su gloria en un fregado vaivén que en el amor descubre el supremo éxtasis. Entré en tu ser y al hacerlo supe que me había clavado en tu vida para siempre, y al hacerlo tú supiste que te grababas en mi existencia para toda la eternidad. Y con el paso de los besos, con el trabajo de las caricias y los avisos de los suspiros, con los cuchicheos de los “te amo” y el sisear de muchos “vida mía” nuestro apoteósico paseo por el palacio de los amantes entregados nos condujo al unísono, a través del clímax donde la pasión levanta su reino, al trono donde las exclamaciones se abrazan y la felicidad esconde sus penas en un grito triunfante. Por unos instantes, te lo juro, me sentí el rey del universo, el hombre más feliz de la Tierra. Y tú fuiste mi reina, la diosa poderosa que supo entregar su cuerpo y su espíritu en una ceremonia donde los sentimientos y los pensamientos coronaron al corazón como jefe supremo de toda razón de existir.


Por primera vez pude tenerte, pude sentir lo que en el respeto quise guardarme sólo para mí. Pero quizás no supe. O quizás no pude. ¿O quizá sí?




Y sucedió. Y aunque sólo fuera un sueño te juro que fue tan real y glorioso que el despertar del nuevo día que truncó mi dormir no pudo robarme la sensación que aquella había sido, seguramente, la noche más feliz de todas. Y cuando salí a la calle, aquella mañana, miré de reojo al sol y me pareció descubrir en este una muestra de rabia por lo que se había perdido, un atisbo de envidia por lo que no había vivido. Porque anoche, mi amor, estuvimos tú y yo en la playa...

FRAGMENTOS LITERARIOS... HACER EL AMOR... DE LA NOVELA "A LA LUNA, A TI, MI CIELO Y A MIS QUERIDAS ESTRELLAS" de Miquel Beltran i Carreté

17 mar 2013

Hicimos el amor, diseñamos el amor…

Pensamientos y reflexiones de mi vida y el amor, frases y citas del libro de la Colección Impresiones EL DESEO. DISEÑANDO EL AMOR ... Un soplo de ideas, una brisa cálida para tu alma...


Hicimos el amor, diseñamos el amor… Con la complicidad del querer la felicidad de tenernos nos llevó a la más increíble euforia… En el tío vivo de los sentidos cabalgamos y la noria de los sentimientos nos llevó hasta el olimpo. Fuiste mi diosa y yo tu credo… No puedo narrar tanta lindura. Quiero sentir… Deseo sentir ese después que se traduce en la ternura de unos besos que sellan el recuerdo, en el afecto ilustrado en el brillo de nuestras miradas, en esas sabias caricias que agradecen las sensaciones vertidas, en… Y en ese reposo profundo cimentado en el abrazo de dos cuerpos desnudos, nuestros cuerpos… ¿Y luego? Cuando dos almas se aman, cuando dos corazones convergen y dos cuerpos se atreven a diseñar el amor, cuando…, el después se transforma en siempre.







Sinopsis del libroUn relato exquisito en prosa poética de una pareja que "hace el amor". Manteniendo relaciones sexuales puedes llegar a pensar que tocas el cielo. Pero si nunca consigues compartir el deseo con cuerpo, alma y corazón entonces, sólo entonces, harás el amor. Y entonces, sólo entonces, te darás cuenta de que el cielo no hay que intentar tocarlo sino que se puede llegar a vivirlo. Un muy bello relato en prosa poética. No lo dudes: HAZ EL AMOR.


Puedes descargar el libro gratuitamente pinchando en la imagen...

El deseo. Diseñando el amor cover


11 mar 2013

La cima está en tus labios...

Pensamientos y reflexiones de mi vida y el amor, frases y citas del libro de la Colección Impresiones EL DESEO. DISEÑANDO EL AMOR ... Un soplo de ideas, una brisa cálida para tu alma...


Me requieres, me suplicas costear tus prendas, un giro piensas más rentable para los dos… Y accedo, pero no sin antes escalar tu cuerpo cual roca cristalina con las picas de mil mimos y caricias… La cima está en tus labios… Y te miro, y te veo, y te siento… Sediento de refundirme contigo en ellos los abrazo con mi boca y te beso… Otra vez, y otra, y otra… Un vaso de amor colmado de suspiro y palabras tiernas: bebemos los dos juntos en un cautivador pero volátil intento de saciar la sed de tenernos… Bebemos y en el saboreo se relame lo que fuimos, lo que somos y lo que siempre seremos… Que te ame fructifica en una muy bella historia, que me ames encima… Es eso, lo que tantos quieren negar: la felicidad, la más grande ventura…





Sinopsis del libroUn relato exquisito en prosa poética de una pareja que "hace el amor". Manteniendo relaciones sexuales puedes llegar a pensar que tocas el cielo. Pero si nunca consigues compartir el deseo con cuerpo, alma y corazón entonces, sólo entonces, harás el amor. Y entonces, sólo entonces, te darás cuenta de que el cielo no hay que intentar tocarlo sino que se puede llegar a vivirlo. Un muy bello relato en prosa poética. No lo dudes: HAZ EL AMOR.


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El deseo. Diseñando el amor cover


4 mar 2013

Cántico a dos voces enamoradas...

Pensamientos y reflexiones de mi vida y el amor, frases y citas del libro de la Colección Impresiones EL DESEO. DISEÑANDO EL AMOR ... Un soplo de ideas, una brisa cálida para tu alma...


Aún embelesados mis sentidos no desatienden aquello que en el murmullo demandas: sí, ahora, sí… Sin demora ni cumplidos mi cuerpo reviste al tuyo y con delicados roces ingreso con tiento en ti. Tras nuestro amoroso tónico tu holgura no se resiste, más bien invita: las bandas dilataron el pórtico y ensancharon el atajo al maravilloso atrio donde todo origen dormita. Un vaivén harmonioso acompaña a un primoroso cántico a dos voces enamoradas que con su respiración relumbran nuestra danza, la complacida expansión de dos seres… Tú y yo, yo y tú, tú y yo, … Me quieres, te amo… Me amas, te quiero… Adherida a mí preparas tu aria, afirmado en ti tramo mi romanza… Pero no, todavía no…




Sinopsis del libroUn relato exquisito en prosa poética de una pareja que "hace el amor". Manteniendo relaciones sexuales puedes llegar a pensar que tocas el cielo. Pero si nunca consigues compartir el deseo con cuerpo, alma y corazón entonces, sólo entonces, harás el amor. Y entonces, sólo entonces, te darás cuenta de que el cielo no hay que intentar tocarlo sino que se puede llegar a vivirlo. Un muy bello relato en prosa poética. No lo dudes: HAZ EL AMOR.


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El deseo. Diseñando el amor cover


26 feb 2013

Y vuelvo a besarte...

Pensamientos y reflexiones de mi vida y el amor, frases y citas del libro de la Colección Impresiones EL DESEO. DISEÑANDO EL AMOR ... Un soplo de ideas, una brisa cálida para tu alma...


Tentando el deseo te miro, te veo, y cato el rocío, en tu sudor, el sol abrasador, en el arrebato,  la brisa, en tu respiro, … La sonrisa invade tus gestos y sin restos de desconfianza se afianza el cariño, se barniza la ternura… Y vuelvo a besarte: en la comisura de tu boca precinto mi aprecio y en el recinto interior se matiza con armiño la efervescencia de nuestro lazo. Después sellaré tu expresión: con trazo puntillista y vocación de artista moteo de querencia tu vista, tu frente, tus mejillas, tu nariz, tu…, tú… Barniz y cerillas, recio presente y diseminado dibujo…, embrujo y presencia…



Sinopsis del libroUn relato exquisito en prosa poética de una pareja que "hace el amor". Manteniendo relaciones sexuales puedes llegar a pensar que tocas el cielo. Pero si nunca consigues compartir el deseo con cuerpo, alma y corazón entonces, sólo entonces, harás el amor. Y entonces, sólo entonces, te darás cuenta de que el cielo no hay que intentar tocarlo sino que se puede llegar a vivirlo. Un muy bello relato en prosa poética. No lo dudes: HAZ EL AMOR.


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20 feb 2013

Sexo y amor...

Pensamientos y reflexiones de mi vida y el amor, frases y citas del libro de la Colección Impresiones EL DESEO. DISEÑANDO EL AMOR ... Un soplo de ideas, una brisa cálida para tu alma...


Torna y retorna la pleamar y con cada dosis de amasamiento se agranda la beldad de lo que siento, de lo que vivimos. Manda el corazón, ¿verdad? No lo dudes… Pero la apoteosis anda distante todavía: a, ante, bajo, cabe, con,… ¡Demasiada preposición aún por conjugar! En los planes cutáneos de mi amada no ha lugar para puntos ni afanes foráneos y en mi vocación de amarte las mejores opciones surgirán francamente, como libres albedríos, de aquello que juntos armonicemos, guiadas por la inusitada escucha de cinco sentidos que aúnan sus bríos para servirnos el gozar del sexo… Sincronicemos un sexto sentido: te amo… Apliquemos ese milagroso nexo y quizás podrán servirnos también rozar el edén… ¡Dios! ¡La gloria!



Sinopsis del libroUn relato exquisito en prosa poética de una pareja que "hace el amor". Manteniendo relaciones sexuales puedes llegar a pensar que tocas el cielo. Pero si nunca consigues compartir el deseo con cuerpo, alma y corazón entonces, sólo entonces, harás el amor. Y entonces, sólo entonces, te darás cuenta de que el cielo no hay que intentar tocarlo sino que se puede llegar a vivirlo. Un muy bello relato en prosa poética. No lo dudes: HAZ EL AMOR.


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El deseo. Diseñando el amor cover



12 feb 2013

Su impregnada alma enamorada...


Pensamientos y reflexiones de mi vida y el amor, frases y citas del libro de la Colección Impresiones EL DESEO. DISEÑANDO EL AMOR ... Un soplo de ideas, una brisa cálida para tu alma...



Resta la prima palma su estampa cuando escampa mi boca su impregnada alma enamorada por doquier: ser o no ser, estar y marchar, regresar y soñar… Un sueño regado de besos, patinas ensalivadas, delicadas lamidas y gráciles aspiradas se acerca a las gemelas crestas de tu exaltación. ¡Qué hermosa bienvenida! ¡Siempre me fascinas! Fáciles adobes para tan prestas y agradecidas ganas: harina y azúcares, pasteles  y velas y, ¿una canción? ¡Cumple dicha feliz!



Sinopsis del libroUn relato exquisito en prosa poética de una pareja que "hace el amor". Manteniendo relaciones sexuales puedes llegar a pensar que tocas el cielo. Pero si nunca consigues compartir el deseo con cuerpo, alma y corazón entonces, sólo entonces, harás el amor. Y entonces, sólo entonces, te darás cuenta de que el cielo no hay que intentar tocarlo sino que se puede llegar a vivirlo. Un muy bello relato en prosa poética. No lo dudes: HAZ EL AMOR.


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El deseo. Diseñando el amor cover



13 ene 2013

Una encantadora conjunción de almas, corazones y cuerpos...

Anoche, mi amor, estábamos tú y yo en la playa...
(fragmento del libro "A la luna, a ti, mi cielo, y a mis queridas estrellas")


Anoche estábamos tú y yo en la playa. Sentados en la arena nos envolvía aquel silencio que todo lo calla pero que en su paseo todo lo dice. Las olas venían a visitarnos y regresaban raudas, emociona-das, para contarle al mar que en su viaje hallaron una muy hermosa imagen. Tus dedos resbalaban entre los míos y juntos buscaban una reconciliación del tacto con la suavidad de las pieles que se aman. Mis ojos miraban el cielo y en cada estrella redescubrían el esplen-dor de nuestro amor. Mi vista corría por la oscuridad y en un viaje reposado localizó tu sonrisa en aquellas formas que una redondea-da luna suele regalar muy de vez en cuando. Y la reina de la noche parecía feliz, mostrando una luz especial para podernos iluminar mejor, aunque en verdad quizás éramos nosotros los que la alum-brábamos a ella con el resplandor de nuestra ilusión. Los dos per-manecíamos callados porque sabíamos con certeza que nuestros pensamientos volaban subidos en la misma nube, bañándose en aquellas palabras de algodón que suelen mimarse mientras se aca-rician. Tus pies se habían hundido en aquel playero arenal que debía sostenerlos y bajo tierra caminaban buscando los míos para invitar-los, con movimientos espontáneos, nada calculados pero sabiamen-te concebidos, a jugar a un cosquillear itinerante que debía sumarse a la sublime unión que nuestros seres estaban proyectando. Y pasó lo que tenía que pasar: sin haberse avisado y con una perfecta si-multaneidad en el giro nuestras cabezas se volvieron y nuestras miradas se reencontraron. Y tu rostro se iluminó otra vez, ¡qué maravilla!, y en tu dulce mirar percibí que toda tú eras mía y me sentí inmensamente feliz. Y mis manos soltaron las tuyas, el adora-do sustento de sus anhelos, para buscar aquella rojiza cascada que en tus cabellos se inspiraba y nadar con pausada suavidad entre tu pelo, mientras empujaban tu cara hacia la mía para poder rubricar con un beso aquel inolvidable momento... Y sucedió. Por primera vez pude besarte. Mis labios encontraron los tuyos y se presenta-ron con aquella timidez que cubre a los besos inocentes, aquellos besos que en la inseguridad de su primera vez suelen retirarse repe-tidamente para certificar en los ojos de la amada ese amor presun-tamente correspondido. Y mis dedos seguían acariciando tu pelo pero ahora buscaban escaparse para deleitarse con la tanto tiempo anhelada sedosa tersura de tu cara. Y entonces mi boca recordó tantas palabras que nunca pudo decirte y en un tenue fregar de la piel de tu rostro buscó tus mejillas, encontró tus ojos y paseó por tu nariz para susurrar en su besar lo que tanto tiempo guardó. Fue un “te quiero” silencioso, fue un “te amo” explicado en el humede-cer de unos labios sedientos del mágico cáliz que sólo en la amada hallamos. Y en su emocionada travesía mi boca reencontró la tuya y entonces sí, entonces se inició aquel deseado beso que olvida pasa-do y futuro, el beso que borra todo lo que nos rodea y pospone la pasión para arrullarnos con la más dulce canción jamás soñada, el dueto de dos corazones que se declaran su amor. Y como el agua marina que en el oleaje descubre la arena y regresa, y regresa, nues-tras bocas se descubrieron y eternizaron su sorpresa en la emoción de dos cuerpos que se fundieron en un abrazo que en su apretar clamaba la posesión mutua que sentíamos.
Un larguísimo momento pasó hasta que el tormento de no saberte mía pudo calmar su ansiedad en el enlace de unos labios y en el enganche de nuestros seres. Luego, con el sosiego que da la seguridad de la tenencia, tus manos o las mías se despegaron y mi boca o la tuya empezaron a buscar otros descansos. Y con el naci-miento del deseo nuestras apasionadas almas declararon abierto el combate que nuestros sentidos debían mantener para demostrar que la búsqueda del placer del ser querido es la forma más preciosa y efectiva de hallar el propio. Y mis dedos comenzaron su ronda, iniciaron un galante baile por los surcos de tu piel y en la tensión que de tu excitación se desprendía mi felicidad redescubría la fogo-sidad del querer. De mi mente brotaban bellas palabras, frases que murmuraba allá donde mis sensaciones me llevaban y que tradu-cían tu belleza, reafirmaban mi amor y prometían mil sueños. En mis oídos sonaba tu respirar y tu suspirar reposaba la constatación de tu total entrega. Y sentí como me embriagaba: una exquisita mezcla de olores se desprendía de ti y me envolvía con un manto etéreo aliñado con tu esencia, acicalado con tu perfume y adereza-do con tu sudoroso deseo. Y en mi tarea de conocerte y poseerte no hubo un solo espacio, un solo punto, una sola célula periférica de tu cuerpo que no fuera visitado, sentido, saludado, acariciado y ama-do. Hacía rato que te sentía ya perfectamente mía y sabía que en tu percepción yo era también espléndidamente tuyo. Porque tus de-dos habían comenzado también su ronda, habían iniciado su galan-te baile por los surcos de mi piel y en la tensión que de mi excita-ción se desprendía tu felicidad redescubría la fogosidad del querer. De tu mente brotaron bellas palabras, frases que murmuraste allá donde tus sensaciones te llevaron y que tradujeron mi belleza, re-afirmaron tu amor y prometieron mil sueños. En tus oídos sonó mi respirar y mi suspirar reposó la constatación de mi total entrega. Y sentiste como te embriagabas: una exquisita mezcla de olores se desprendió de mí y te envolvió con un manto etéreo aliñado con mi esencia, acicalado con mi colonia y aderezado con mi sudoroso deseo. Y en tu tarea de conocerme y poseerme no hubo un solo espacio, un solo punto, una sola célula periférica de mi cuerpo que no fuera visitado, sentido, saludado, acariciado y amado. Y hacía rato también que me sentías ya perfectamente tuyo y sabías que en mi percepción tú eras espléndidamente mía.
Muchas veces suele ocurrir que lo que sucede pasa sin que en las intenciones se programe su paso. Sin prisas, sin egoístas pretextos, dos cuerpos deseaban descubrirse y en un camino donde las pieles proyectaban rozarse los envoltorios fueron cayendo en la arena sin casi darse cuenta. Y en la desnudez pudimos concertar todas aquellas citas que nuestros sentires anhelaban. Y luego suce-dió. Nuestros cuerpos, nuestros sentidos, nuestros corazones y nuestras almas dieron la esperada orden que debía abrir la puerta de la comunión absoluta. Y todas aquellas maravillosas sensaciones que en las antesalas del sublime placer experimentamos nos condu-jeron inevitablemente a compartir el hueco donde todos los senti-dos encuentran su gloria en un fregado vaivén que en el amor des-cubre el supremo éxtasis. Entré en tu ser y al hacerlo supe que me había clavado en tu vida para siempre, y al hacerlo tú supiste que te grababas en mi existencia para toda la eternidad. Y con el paso de los besos, con el trabajo de las caricias y los avisos de los suspiros, con los cuchicheos de los “te amo” y el sisear de muchos “vida mía” nuestro apoteósico paseo por el palacio de los amantes entregados nos condujo al unísono, a través del clímax donde la pasión levanta su reino, al trono donde las exclamaciones se abrazan y la felicidad esconde sus penas en un grito triunfante. Por unos instantes, te lo juro, me sentí el rey del universo, el hombre más feliz de la Tierra. Y tú fuiste mi reina, la diosa poderosa que supo entregar su cuerpo y su espíritu en una ceremonia donde los sentimientos y los pensa-mientos coronaron al corazón como jefe supremo de toda razón de existir. 
Por primera vez pude tenerte, pude sentir lo que en el res-peto quise guardarme sólo para mí. Pero quizás no supe. O quizás no pude. ¿O quizá sí?
Y sucedió. Y aunque sólo fuera un sueño te juro que fue tan real y glorioso que el despertar del nuevo día que truncó mi dormir no pudo robarme la sensación que aquella había sido, seguramente, la noche más feliz de todas. Y cuando salí a la calle, aquella mañana, miré de reojo al sol y me pareció descubrir en este una muestra de rabia por lo que se había perdido, un atisbo de envidia por lo que no había vivido. Porque anoche, mi amor, estuvimos tú y yo en la playa...

EL LIBRO... EL AMOR QUE SOÑASTE... UNA SENTIDA COPLA AL AMOR IMPOSIBLE, UNA BALADA A LOS JUEGOS DEL DESTINO, UN HERMOSO HIMNO AL MÁS GLORIOSO SUEÑO, UN CANTO A LA VIDA Y AL AMOR QUE TE EMOCIONARÁ.

(clica en la imagen para hacerlo tuyo)




4 ene 2013

Diseñando el amor...


Pensamientos y reflexiones de mi vida y el amor, frases y citas del libro de la Colección Impresiones EL DESEO. DISEÑANDO EL AMOR ... Un soplo de ideas, una brisa cálida para tu alma...


Recreamos un paseo sin programa, un recorrido sin sentido, una senda irrepetible… Cada avance es una gota, cada detalle un regalo,… Por el valle de tu sensualidad fluye mi río. Cada movimiento resulta un afluente, cada mirada una fuente, cada jadeo una esbelta catarata, cada estremecimiento un ondeo sin meta,… Nos ata un remolino y obramos sin cercano destino: lejos se encuentra aun el delta y no nos reta encarar la desembocadura…



Sinopsis del libroUn relato exquisito en prosa poética de una pareja que "hace el amor". Manteniendo relaciones sexuales puedes llegar a pensar que tocas el cielo. Pero si nunca consigues compartir el deseo con cuerpo, alma y corazón entonces, sólo entonces, harás el amor. Y entonces, sólo entonces, te darás cuenta de que el cielo no hay que intentar tocarlo sino que se puede llegar a vivirlo. Un muy bello relato en prosa poética. No lo dudes: HAZ EL AMOR.



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El deseo. Diseñando el amor cover



29 dic 2012

Hacer el amor...


Pensamientos y reflexiones de mi vida y el amor, frases y citas del libro de la Colección Impresiones EL DESEO. DISEÑANDO EL AMOR ... Un soplo de ideas, una brisa cálida para tu alma...

Retirada de esas fiestas, en los dinteles de otros lares mueve su ficha la peregrina avanzadilla: por la ladera de tu cintura desciende y en un giro sorprendente pilla una nalga y aprieta, suave, y espera… Y vuelve, con mansa finura da el salto y se acuesta sin pereza en la otra ala, la envuelve y como alga inquieta balancea su terneza. Después baja por el muslo, hasta la rodilla, y escala la cuesta, derecha por el interior hacia lo alto… “Vaya, que casualidad, pasaba por aquí, ¿me estrecha la mano?” “Cómo están ustedes?” “Enseguidita vuelvo…” No, no bromeo… Dicen que hasta Romeo jugó con la panacea de su careo…


Sinopsis del libroUn relato exquisito en prosa poética de una pareja que "hace el amor". Manteniendo relaciones sexuales puedes llegar a pensar que tocas el cielo. Pero si nunca consigues compartir el deseo con cuerpo, alma y corazón entonces, sólo entonces, harás el amor. Y entonces, sólo entonces, te darás cuenta de que el cielo no hay que intentar tocarlo sino que se puede llegar a vivirlo. Un muy bello relato en prosa poética. No lo dudes: HAZ EL AMOR.


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17 dic 2012

Hacemos el amor...

Pensamientos y reflexiones de mi vida y el amor, frases y citas del libro de la Colección Impresiones EL DESEO. DISEÑANDO EL AMOR ... Un soplo de ideas, una brisa cálida para tu alma...



Hacemos el amor, idearemos el amor, concebimos el amor. ¿Tiempo? Dura cada instante una hora, cada hora un día y cada día una vida… Duchos habrá en ese tema que presuman de los planos de su templo, pero quien ama no venda su flema con estrategias, quien estima reconstruye el amor con cada gesta…



Sinopsis del libroUn relato exquisito en prosa poética de una pareja que "hace el amor". Manteniendo relaciones sexuales puedes llegar a pensar que tocas el cielo. Pero si nunca consigues compartir el deseo con cuerpo, alma y corazón entonces, sólo entonces, harás el amor. Y entonces, sólo entonces, te darás cuenta de que el cielo no hay que intentar tocarlo sino que se puede llegar a vivirlo. Un muy bello relato en prosa poética. No lo dudes: HAZ EL AMOR.



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El deseo. Diseñando el amor cover


5 ene 2012

El Deseo. Hacer el Amor... Diseñar el Amor...

Manteniendo relaciones sexuales puedes llegar a pensar que tocas el cielo. Pero si nunca consigues compartir el deseo con cuerpo, alma y corazón entonces, sólo entonces, harás el amor. Y entonces, sólo entonces, te darás cuenta de que el cielo no hay que intentar tocarlo sino que se puede llegar a vivir.

Hoy quiero presentaros un canto al Amor compartido en una nueva era donde el derroche del consumismo desaforado de dos décadas parece haber alcanzado a los cuerpos, donde el culto al ego y la tendencia al narcisismo ha menospreciado en demasía el potencial de los sentimientos, donde el Sexo Libre parece pretender erigirse en el sustituto natural de algo insustituible. 

Hoy puedo por fín contaros que ya di forma a un antiguo proyecto apasionante. Con él un relato en prosa poética de una relación amorosa donde la ternura se conjuga con la pasión, donde los cinco sentidos se doblan y alían con el magnetismo de dos corazones. Un enlace de cuerpos que a través del Deseo consiguen trazar la simbiosis de dos almas. Palabras que se encuentran, que ofrecen sensaciones, que regalan impresiones, que dibujan imágenes; una historia corporal que mezcla el recorrido de la pasión con el bombeo de cariño que emana de dos corazones que se aman;… Bañada con la luz de los sentidos mi prosa pretende nacer del alma del poeta para abrazar la ilusión de quien lo lee. Para todo ello la prosa se acompañará con ilustraciones acordes a su esencia: suaves, tiernas, sugerentes, … El objetivo resulta precioso: la lectora o el lector debe encontrar en esa suma una invitación a rememorar sus recuerdos y a la vez a diseñar como desee sus sueños…

Un nuevo libro, un regalo para los sentidos, un regalo para ti, para tu amada o amado, para que tus hijos o hijas adolescentes entiendan  que detrás, delante y al lado del Deseo puede crecer un mundo maravilloso, para soñar, para vivir...

A continuación os adjunto el vídeo de presentación... Para acompañar las páginas escogí una sonata para violín de Paganini que creo acompaña perfectamente con sus movimientos a aquello que los textos quieren ilustrar. Si deseas verlo en pantalla completa sólo con clicar en la estrella de flechas que hay abajo en la derecha lo tendrás.


El libro está a la venta ya en Bubok. Para acceder a la edición en España clica AQUÍ. Para ir a la edición en México clica AQUÍ y si lo que te interesa es la edición en Argentina clica AQUÍ.


A continuación os presento el texto completo del relato...

EL DESEO. DISEÑANDO EL AMOR.

Almas bañadas, besos de poeta,
pieles que cortejan, vellos enlazados,
endulzadas visiones, asociados anhelos,
destellos y nimbo, grieta y loma,…

Impresiones…

Pinceles y tejidos, recordaciones que se añejan,
velos destapados, palmas artistas,
curvadas aristas, presos y libertos, …

El Deseo…Nos toma…

Limbo del placer, generosa posesión,
emociones, la hermosa pasión,
los sentidos, despiertos,
el corazón, el querer, la vida,
mi vida, mi amor

Impresiones…


Humedad, tu mirada perdida, deseo, ida…Te has ido, ¿verdad? Mas sigues en mí, no mengua tu presencia. Lo veo, lo siento: Tus labios, tu aliento, la miel en mi lengua, en tu piel, en la mía, en tu esencia, en cada gemido… Los poros, sabios gestores del goce, despiertos, abiertos, buscando el roce…Concurrencia de mimos, la ciencia del placer, el arte de amar… Prócer hacer, sublime experiencia, fuimos dos, somos uno…

Primero parte una mano, un suave desliz de la cara al cuello, una cita con el beso, con el sorbido de la pasión…Ya todo invita, nada resulta vano: sabe el tacto regar con hechos las ansias novicias y con sus caricias desciende hasta tus pechos, marcando con bello compás un pacto con los dos: primero tu, sí, luego vengo… Un ir y venir sin premura, con dispersa tensión, en rotación en las cimas, o no, paseando por cada pliegue y alternando el fuego con la ternura… Una canción sin rimas, pero de melodía galante, perfecta, en la recta línea y en el ondulante dibujo. Un flujo de encuentros compartidos, pues no va a ser tu actitud sedentaria… No, claro… Y acaricio la seda que me envuelve, y percibo tu quietud inquieta, y eres destinataria actora, lectora y poetisa…

Seduce una mano a la otra, la cual, sin prisa, con un lento pero vivaz untado de lisonjas, va descendiendo hacia su lado… Fútil intento, no obstante, se da un cruce fugaz de anhelos y la anfitriona se muda. No hay desplante, la faz de tu hechura emociona en cada paraje y desnuda luce la excitación por tenerte… ¡Somos esponjas! Cura el ardor tu hermosura y poseerte denota un largo viaje. ¿Uno? Muchos, varios, ¡tantos!

Recreamos un paseo sin programa, un recorrido sin sentido, una senda irrepetible… Cada avance es una gota, cada detalle un regalo,… Por el valle de tu sensualidad fluye mi río. Cada movimiento resulta un afluente, cada mirada una fuente, cada jadeo una esbelta catarata, cada estremecimiento un ondeo sin meta,… Nos ata un remolino y obramos sin cercano destino: lejos se encuentra aun el delta y no nos reta encarar la desembocadura… Hacemos el amor, idearemos el amor, concebimos el amor. ¿Tiempo? Dura cada instante una hora, cada hora un día y cada día una vida…Duchos habrá en ese tema que presuman de los planos de su templo, pero quien ama no venda su flema con estrategias, quien estima reconstruye el amor con cada gesta…

Resta la prima palma su estampa cuando escampa mi boca su impregnada alma enamorada por doquier: ser o no ser, estar y marchar, regresar y soñar… Un sueño regado de besos, patinas ensalivadas, delicadas lamidas y gráciles aspiradas se acerca a las gemelas crestas de tu exaltación. ¡Qué hermosa bienvenida! ¡Siempre me fascinas! Fáciles adobes para tan prestas y agradecidas ganas: harina y azúcares, pasteles y velas y, ¿una canción? ¡Cumple dicha feliz!

Retirada de esas fiestas, en los dinteles de otros lares mueve su ficha la peregrina avanzadilla: por la ladera de tu cintura desciende y en un giro sorprendente pilla una nalga y aprieta, suave, y espera… Y vuelve, con mansa finura da el salto y se acuesta sin pereza en la otra ala, la envuelve y como alga inquieta balancea su terneza. Después baja por el muslo, hasta la rodilla, y escala la cuesta, derecha por el interior hacia lo alto… “Vaya, que casualidad, pasaba por aquí, ¿me estrecha la mano?” “Cómo están ustedes?” “Enseguidita vuelvo…” No, no bromeo… Dicen que hasta Romeo jugó con la panacea de su careo… ¿Y? Ingle, cadera, trasero y… ¿hola? Pierna hacia el pie, volviendo por la otra y… ¿cómo va todo? Tierna es la trova, certero el estribillo, pues no irrita un pausado provocar, más bien emboba, excita… Como una ola bañando cada vez playa distinta los dedos reaparecen en tu frondoso océano después de cada cruzada: vientre, senos, espalda,… Y regresan, con iterativos denuedos mecen tu trinchera entre labiada, un légamo de fogosidad con cada marejada más jugoso… Vaya si regresan…

Torna y retorna la pleamar y con cada dosis de amasamiento se agranda la beldad de lo que siento, de lo que vivimos. Manda el corazón, ¿verdad? No lo dudes… Pero la apoteosis anda distante todavía: a, ante, bajo, cabe, con,… ¡Demasiada preposición aún por conjugar! En los planes cutáneos de mi amada no ha lugar para puntos ni afanes foráneos y en mi vocación de amarte las mejores opciones surgirán francamente, como libres albedríos, de aquello que juntos armonicemos, guiadas por la inusitada escucha de cinco sentidos que aúnan sus bríos para servirnos el gozar del sexo… Sincronicemos un sexto sentido: te amo… Apliquemos ese milagroso nexo y quizás podrán servirnos también rozar el edén… ¡Dios! ¡La gloria!

Ocho mil terminaciones nerviosas iluminan de codicia el tesoro de la vulva. Increíblemente nunca oí a un coro cantarle, ni hay canciones dedicadas en las listas de renombre… Y eso que resulta un bizcocho que vicia, una fruslería que las diosas regalaron a Afrodita para bautizarla en la feminidad. Sorprende, pues curiosamente mi relato se coloca ahora en la orilla de ese fenomenal volcán que la pillería de mis dedillos, hurgando en lo profundo de la cava, ha cubierto ya hace rato de lava vaginal. ¿La octava maravilla del mundo? ¿Por qué no?

Tentando el deseo te miro, te veo, y cato el rocío, en tu sudor, el sol abrasador, en el arrebato, la brisa, en tu respiro, … La sonrisa invade tus gestos y sin restos de desconfianza se afianza el cariño, se barniza la ternura… Y vuelvo a besarte: en la comisura de tu boca precinto mi aprecio y en el recinto interior se matiza con armiño la efervescencia de nuestro lazo. Después sellaré tu expresión: con trazo puntillista y vocación de artista moteo de querencia tu vista, tu frente, tus mejillas, tu nariz, tu…, tú… Barniz y cerillas, recio presente y diseminado dibujo…, embrujo y presencia…

Aún embelesados mis sentidos no desatienden aquello que en el murmullo demandas: sí, ahora, sí… Sin demora ni cumplidos mi cuerpo reviste al tuyo y con delicados roces ingreso con tiento en ti. Tras nuestro amoroso tónico tu holgura no se resiste, más bien invita: las bandas dilataron el pórtico y ensancharon el atajo al maravilloso atrio donde todo origen dormita. Un vaivén harmonioso acompaña a un primoroso cántico a dos voces enamoradas que con su respiración relumbran nuestra danza, la complacida expansión de dos seres… Tú y yo, yo y tú, tú y yo, … Me quieres, te amo… Me amas, te quiero… Adherida a mí preparas tu aria, afirmado en ti tramo mi romanza… Pero no, todavía no…


Limbo del placer, generosa posesión,
emociones, la hermosa pasión,
los sentidos, despiertos,
el corazón, el querer, la vida,
mi vida, mi amor

Impresiones…


Almas bañadas, besos de poeta,
pieles que cortejan, vellos enlazados,
endulzadas visiones, asociados anhelos,
destellos y nimbo, grieta y loma,…

Impresiones…

Pinceles y tejidos, recordaciones que se añejan,
velos destapados, palmas artistas,
curvadas aristas, presos y libertos, …

El Deseo…
Nos toma…

No se alcanza el doctorado sin profundizar en la tesis. Y te requiero un paréntesis: descorcharé la boca de tu contento. Será un momento. No quiero me venza el hervor. Siento que todo avanza de prisa, acaso demasiado… Ahora toca aderezo. Deja que pague arancel, deja que unte la trenza de tu deseo…

Pinta el pincel endulzado con ternura tu efusión… Curo la tentación del enjuague y rezo en ti: un culto al placer adulto, una plegaria agradecida a tus ofrendas, la confirmación de una, la nuestra, total devoción… Entonces te escucho: tu querida voz suena lejana, mas mandataria: “¿Y tú?”...

Me requieres, me suplicas costear tus prendas, un giro piensas más rentable para los dos… Y accedo, pero no sin antes escalar tu cuerpo cual roca cristalina con las picas de mil mimos y caricias… La cima está en tus labios… Y te miro, y te veo, y te siento… Sediento de refundirme contigo en ellos los abrazo con mi boca y te beso… Otra vez, y otra, y otra… Un vaso de amor colmado de suspiro y palabras tiernas: bebemos los dos juntos en un cautivador pero volátil intento de saciar la sed de tenernos… Bebemos y en el saboreo se relame lo que fuimos, lo que somos y lo que siempre seremos… Que te ame fructifica en una muy bella historia, que me ames encima… Es eso, lo que tantos quieren negar: la felicidad, la gloria…

Por fin, te miro y doy el giro: por la calle del ardor mis labios ruedan despacio, perezosos. Atravieso el ombligo y emboco el valle…Travieso regreso: en lobuladas y bañadas dermis se oculta menguado el zoco del placer. Contigo voy, contigo vengo, sabios recorridos, golosos manjares y el añorado y lacio tesoro revive. Beso a beso, sorbo a sorbo, relamidos y coro… ¿sabes? Resulta tan encantador auscultar tu deseo…

Cual sardinas presas empapamos de salivosa espuma nuestros gozos. Labia de sorpresas, honores celestiales, minas de ternura, sopa de encanto, pozos de placidez… ¡Te amo tanto! Nos amamos… En la copa de tu olivo cato la sabia del árbol de la excitación, las sales de mi diosa: la acidez de un gusto inolvidable se mezcla con la dulzura de un trance notable y exclusivo. Una ración de olores se suma al festejo: ¿amor añejo? Justo abolengo para tan adorable lance, apropiado rango para tan sensitivo y animado tango.

Rozando la frontera de tu éxtasis un “ahora, vida, ahora…” reverbera con énfasis tu deseo de vaciar la exaltación que se anida en ti conmigo dentro… La pasión prepara su reto más sublime, un dueto de maravillosa conjunción… Se imprime la ilusión en el aire, en los gestos y, sobretodo, en las miradas… En las miradas… En ellas se citan preguntas y respuestas compartidas: ¿Me amas? ¿Sabes cuánto? ¡Tanto! Nos amamos… Ya no quedan restos de vanos pensamientos, en esa fiesta no caben otros asientos que aquellos que invitan a enfundar el amor que nos profesamos…

Y sigo, seguimos dejándonos llevar por esa fabulosa apuesta que supone aprender a amar siendo amado. En el ambiente nuestro sello: esa fragancia de vainilla que en los primeros compases describía mil y una sensaciones, infinitas emociones… Qué maravilla fue descubrirnos, ¿recuerdas? Enamorarnos, decorar con frases y palabras la estancia dónde íbamos a convivir eternamente, firmarnos una y otra vez en un te quiero, en un te amo, en un te adoro…

No abras… Lo sé, cariño, no necesito abrir la cerca de la memoria… Todo me acerca a ella, está labrada en cada movimiento, en cada cachito de historia, en… Sí… Y sigo, seguimos, y con un giro instintivo pero a la vez ansiado me siento encima las sábanas y te miro, tomo tus manos y te convido a subirte a un nuevo verso, al esplendor… Y tú me sigues, enlazas mi cintura con tus muslos, cazas mi reverso con tus brazos y con impaciente ternura vuelves a fijarme en ti…

Sabes bien lo que quiero, ¡verdad? ¡Siente!..., me, te… ¡Bésame! ¡Ámame! Con tus labios, con tu piel, con tus ojos, con tu cálida voz… Con mis labios, con mi piel, con mis ojos, con mi cálida voz… El friegue de nuestro enlace debe ser ahora mimoso y roncero, perezoso y lisonjero… Se fusionaron dos cuerpos y la sensación de llegar al fondo, despacito, una y otra vez, resulta una melodía perfecta para nuestro embeleso, para alargar ese beso hasta que saciemos la necesidad de impregnarnos… Dios, ¿existe forma más bella para ganarse la eternidad?

¿Luego? Ocurre sin ocurrir, en un discurrir de la romanza el tiempo nos avanza hacia el horizonte… De un lado me dejo caer y me tiendo…; y te extiendo encima mío. Monte y cima, fuego y lava… Quiero rozar el universo, ¿me guías, vida mía? Tú serás quien marque ahora la pauta, yo seré tu cómplice, tu admirador más ferviente, un astronauta en tu galaxia, …

Y te acaricio allá dónde siento más agradeces, y acepto tu mirada, fija pero muy adentrada, y la devuelvo consintiendo: “Sí, mi dulce flor, lo sé… La miel rebosará pronto el tarro y te llenarás de placer, y llegarás… ¿Yo? Intento esperarte, ¿sí?”

Pinceles y tejidos, recordaciones que se añejan,
velos destapados, palmas artistas,
curvadas aristas, presos y libertos, …
El Deseo…Nos toma…

Limbo del placer, generosa posesión,
emociones, la hermosa pasión,
los sentidos, despiertos,
el corazón, el querer, la vida,
mi vida, mi amor
Emociones…

Almas bañadas, besos de poeta,
pieles que cortejan, vellos enlazados,
endulzadas visiones, asociados anhelos,
destellos y nimbo, grieta y loma,…
Impresiones…

Tu respiración se acelera, en la era de los instantes tus jadeos marcan un fastuoso antes y en toda tú se dibuja concentración. Escuchas tu cuerpo sintiendo el mío.. Qué privilegio observarte, qué suerte poder amarte… Vivimos una espera conjurada, pero el hada de la aspiración accederá esta vez y con un sortilegio bañado de flujo y simiente esparcirá nuestro gozo al unísono. Así lo deseamos, así lo anhelamos, así quizás será… Con tono silencioso en mi mente resuena ese embrujo: retengo, retengo, retengo,… Una sonrisa interna me embarga: mi preciada carga no subirá a tu barco hasta que en la megafonía no comience a resonar tu anuncio de partida…

Entonces, acontece: tus jadeos adquieren voz y en un clamor entrecortado de gritos y suspiros comienzas a celebrar el intenso y extenso placer que sientes… Ser y estar… Contigo…Me sigues mirando fijamente y con tus manos aprietas mis cabellos como si quisieras guardarte en mi esencia, como si pretendieras impedir que me fuera. No me voy, no me iré, nunca… Estoy siguiéndote… Ahora con ritmo acelerado regateo la profundidad de mi presencia… Son destellos de gran intensidad que bombean el néctar de mis genes y preparan la escena para la más gran estampida de vida…

En la arista de tu orgasmo nació el mío. Prenda por prenda… Si fui artista tu mi lienzo, si barniz tu la escultora… Nada concluía, era un comienzo más de esa leyenda que con cada lance nos lleva hacia el Edén… En el tapiz de un romance se hiló algo más que un placentero entusiasmo, se hiló una encantadora conjunción de almas, corazones y cuerpos. No existe canción que pueda reproducir sones tan perfectos, no tengo palabras, no quiero tenerlas…

Hicimos el amor, diseñamos el amor… Con la complicidad del querer la felicidad de tenernos nos llevó a la más increíble euforia… En el tío vivo de los sentidos cabalgamos y la noria de los sentimientos nos llevó hasta el olimpo. Fuiste mi diosa y yo tu credo… No puedo narrar tanta lindura. Quiero sentir… Deseo sentir ese después que se traduce en la ternura de unos besos que sellan el recuerdo, en el afecto ilustrado en el brillo de nuestras miradas, en esas sabias caricias que agradecen las sensaciones vertidas, en… Y en ese reposo profundo cimentado en el abrazo de dos cuerpos desnudos, nuestros cuerpos… ¿Y luego? Cuando dos almas se aman, cuando dos corazones convergen y dos cuerpos se atreven a diseñar el amor, cuando…, el después se transforma en siempre.

No puedo narrar más, no quiero,… Ssss… Deja que el silencio te transporte al recuerdo; deja que mi afonía te convide a vivir esa vida, la que metida entre pieles abriga la paz y mece el júbilo, aquel gozo que nunca se olvida… Deja que mi mutismo se traduzca en aquello que tu mismo, en aquello que tu misma sientes, sentiste o desearías sentir. No dejes nunca de causarlo, de reproducirlo o de inquirirlo. Haz el amor, diseña tu amor, por favor, por tu favor…

Miquel Beltran i Carreté



20 jul 2010

¿Hacer el amor? ¿Simbiogenetizar? ¡Glups!

Hoy os ofrezco un frgamento corto del libro "En la Tierra de Nunca Quizás. La Nación de Goig" que plantea un divertido juego de palabras sobre la conceptualidad del término "hacer el amor". ¿Sólo eso? ¿Dudáis?

Teresa y Raimon hicieron el amor, vale, lo diseñaron, sin regatear tiempos ni medios, sin ahorrar deseos ni voluntades, sin más debate previo que el que inician el beso con el beso, la caricia con el sensual despertar de los sentidos, el abrazo con la excitación del contacto, ... Se dio en la cama, claro, pero se trazó en la bañera, se esbozó en el prado, se delineó en la arena y, qué maravilla, pudo perfilarse también en el agua... Resultaría impertinente mencionar las veces que aquí y/o allá, el cómo y el cuando...
Pero en la acequia que puede regar de esperanza una relación se dan tantas cosas, tantas... Pues en el despertar cada mañana sintiendo la presencia de la persona amada, en el beso de buenos días, en la premura por levantarte y preparar el desayuno o en la pereza de dormitar un rato sintiendo el roce de esa piel ya tan tuya, su calor..., se hace el amor, aunque en realidad no haya.... No haya, ¿qué? ¿Penetración? Vaya palabreja... ¿Posesión? Suena a pertenencia, ¿verdad? ¿Riego interior? Ja, ja, ja... Ni que fuera ella un ficus enano... ¿Qué decir? Pues lo usual “follar”, “fornicar”, “relaciones sexuales”, ...está tan mal gastado. A mí particularmente me gusta el término simbiosis, pues en el puede ir la unión de organismos para obtener un beneficio común. ¿Sabes? Existe un concepto aún más romántico: la “simbiogénesis”, que significaría la unión de dos seres para convertirse en uno... Pero, ¿a ver quien es el guapo que le dice a su pareja “vienes a simbiogenetizar conmigo”? Glups, tampoco... Pues nada, seguiré usando el término “hacer el amor”.


4 abr 2010

Un aperitivo literario, un relato romantico: hacer el amor

Doy inicio a una nueva sección que titularé "Aperitivo Literario" y en la cual voy a presentaros brevemente los textos que me consta han sido más leídos y, en algunos casos, muy aplaudidos.

En primer lugar introduzco un fragmento de un relato romántico que, para muchas mujeres, ha supuesto un sueño realmente exquisito. Hacer el amor, sentirlo, vivirlo y poder expresarlo...


Anoche estábamos tú y yo en la playa. Sentados en la arena nos envolvía aquel silencio que todo lo calla pero que en su paseo todo lo dice. Las olas venían a visitarnos y regresaban raudas, emocionadas, para contarle al mar que en su viaje hallaron una muy hermosa imagen. Tus dedos resbalaban entre los míos y juntos buscaban una reconciliación del tacto con la suavidad de las pieles que se aman. Mis ojos miraban el cielo y en cada estrella redescubrían el esplendor de nuestro amor. Mi vista corría por la oscuridad y en un viaje reposado localizó tu sonrisa en aquellas formas que una redondeada luna suele regalar muy de vez en cuando. Y la reina de la noche parecía feliz, mostrando una luz especial para podernos iluminar mejor, aunque en verdad quizás éramos nosotros los que la alumbrábamos a ella con el resplandor de nuestra ilusión. Los dos permanecíamos callados porque sabíamos con certeza que nuestros pensamientos volaban subidos en la misma nube, bañándose en aquellas palabras de algodón que suelen mimarse mientras se acarician. Tus pies se habían hundido en aquel playero arenal que debía sostenerlos y bajo tierra caminaban buscando los míos para invitarlos, con movimientos espontáneos, nada calculados pero sabiamente concebidos, a jugar a un cosquillear itinerante que debía sumarse a la sublime unión que nuestros seres estaban proyectando.


17 sept 2009

Hacer el amor... Diseñando la vida...

Hacer el amor, diseñando el amor... En prosa poética...


Almas bañadas, besos de poeta,  limbo,
pieles que cortejan, vellos enlazados,
endulzadas visiones, asociados anhelos,
destellos y nimbo, grieta y loma,…

Impresiones…

Pinceles y tejidos, recordaciones que se añejan,
velos destapados, palmas artistas,
curvadas aristas, presos y libertos,…

El Deseo…Nos toma…

Limbo del placer, generosa posesión,
emociones, la hermosa pasión,
los sentidos, despiertos,
el corazón, el querer, la vida,
mi vida, mi amor

Emociones…


Humedad, tu mirada perdida, deseo, ida…Te has ido, ¿verdad? Mas sigues en mí, no mengua tu presencia. Lo veo, lo siento: Tus labios, tu aliento, la miel en mi lengua, en tu piel, en la mía, en tu esencia, en cada gemido… Los poros, sabios gestores del goce, despiertos, abiertos, buscando el roce…Concurrencia de mimos, la ciencia del placer, el arte de amar… Prócer hacer, sublime experiencia, fuimos dos, somos uno…

Primero parte una mano, un suave desliz de la cara al cuello, una cita con el beso, con el sorbido de la pasión…Ya todo invita, nada resulta vano: sabe el tacto regar con hechos las ansias novicias y con sus caricias desciende hasta tus pechos, marcando con bello compás un pacto con los dos: primero tu, sí, luego vengo… Un ir y venir sin premura, con dispersa tensión, en rotación en las cimas, o no, paseando por cada pliegue y alter-nando el fuego con la ternura… Una canción sin rimas, pero de melodía galante, perfecta, en la recta línea y en el ondulante dibujo. Un flujo de encuentros compartidos, pues no va a ser tu actitud sedentaria… No, claro… Y acaricio la seda que me envuelve, y percibo tu quietud inquieta, y eres destinataria actora, lectora y poetisa…

Seduce una mano a la otra, la cual, sin prisa, con un lento pero vivaz untado de lisonjas, va descendiendo hacia su lado… Fútil intento, no obstante, se da un cruce fugaz de anhelos  y la anfitriona se muda. No hay desplante, la faz de tu hechura emociona en cada paraje y desnuda luce la excitación por tenerte… ¡Somos esponjas! Cura el ardor tu hermo-sura y poseerte denota un largo viaje. ¿Uno? Muchos, varios, ¡tantos!

Recreamos un paseo sin programa, un recorrido sin sentido, una senda irrepetible… Cada avance es una gota, cada detalle un regalo,… Por el valle de tu sensualidad fluye mi río. Cada movimiento resulta un afluente, cada mirada una fuente, cada jadeo una esbelta catarata, cada estremecimiento un ondeo sin meta,… Nos ata un remolino y obramos sin cercano destino: lejos se encuentra aun el delta y no nos reta encarar la desembocadura… Hacemos el amor, idearemos el amor,  concebimos el amor. ¿Tiempo? Dura cada instante una hora, cada hora un día y cada día una vida…Duchos habrá en ese tema que presuman de los planos de su templo,  pero quien ama no venda su flema con estrategias, quien esti-ma reconstruye el amor con cada gesta…

Resta la prima palma su estampa cuando escampa mi boca su impregnada alma enamorada por doquier: ser o no ser, estar y marchar, regresar y soñar… Un sueño regado de besos, patinas ensalivadas, delica-das lamidas y gráciles aspiradas se acerca a las gemelas crestas de tu exal-tación. ¡Qué hermosa bienvenida! ¡Siempre me fascinas! Fáciles adobes para tan prestas y agradecidas ganas: harina y azúcares, pasteles  y velas y, ¿una canción? ¡Cumple dicha feliz!

Retirada de esas fiestas, en los dinteles de otros lares mueve su fi-cha la peregrina avanzadilla: por la ladera de tu cintura desciende y en un giro sorprendente pilla una nalga y aprieta, suave, y espera… Y vuelve, con mansa finura da el salto y se acuesta sin pereza en la otra ala, la en-vuelve y como alga inquieta balancea su terneza. Después baja por el mus-lo, hasta la rodilla, y escala la cuesta, derecha por el interior hacia lo al-to… “Vaya, que casualidad, pasaba por aquí, ¿me estrecha la mano?” “¿Cómo están ustedes?” “Enseguidita vuelvo…” No, no bromeo… Di-cen que hasta Romeo jugó con la panacea de su careo… ¿Y? Ingle, cade-ra, trasero y… ¿hola? Pierna hacia el pie, volviendo por la otra y… ¿cómo va todo? Tierna es la trova, certero el estribillo, pues no irrita un pausado provocar, más bien emboba, excita… Como una ola bañando cada vez playa distinta los dedos reaparecen en tu frondoso océano después de cada cruzada: vientre, senos, espalda,… Y regresan, con iterativos de-nuedos mecen tu trinchera  entre labiada, un légamo de fogosidad con cada marejada más jugoso…  Vaya si regresan…

Torna y retorna la pleamar y con cada dosis de amasamiento se agranda la beldad de lo que siento, de lo que vivimos. Manda el corazón, ¿verdad? No lo dudes… Pero la apoteosis anda distante todavía: a, ante, bajo, cabe, con,… ¡Demasiada preposición aún por conjugar! En los pla-nes cutáneos de mi amada no ha lugar para puntos ni afanes foráneos y en mi vocación de amarte las mejores opciones surgirán francamente, como libres albedríos, de aquello que juntos armonicemos, guiadas por la inusi-tada escucha de cinco sentidos que aúnan sus bríos para servirnos el gozar del sexo… Sincronicemos un sexto sentido: te amo… Apliquemos ese milagroso nexo y quizás podrán servirnos también rozar el edén… ¡Dios! ¡La gloria!

Ocho mil terminaciones nerviosas iluminan de codicia el tesoro de la vulva. Increíblemente nunca oí a un coro cantarle, ni hay canciones de-dicadas en las listas de renombre… Y eso que resulta un bizcocho que vicia, una fruslería que las diosas regalaron a Afrodita para bautizarla en la feminidad.  Sorprende, pues curiosamente mi relato se coloca ahora en la orilla de ese fenomenal volcán que la pillería de mis dedillos,  hur-gando en lo profundo de la cava, ha cubierto ya hace rato de lava vaginal. ¿La octava maravilla del mundo? ¿Por qué no?

Tentando el deseo te miro, te veo, y cato el rocío, en tu sudor, el sol abrasador, en el arrebato,  la brisa, en tu respiro,… La sonrisa inva-de tus gestos y sin restos de desconfianza se afianza el cariño, se barniza la ternura… Y vuelvo a besarte: en la comisura de tu boca precinto mi aprecio y en el recinto interior se matiza con armiño la efervescencia de nuestro lazo. Después sellaré tu expresión: con trazo puntillista y vocación de artista moteo de querencia tu vista, tu frente, tus mejillas, tu nariz, tu…, tú… Barniz y cerillas, recio presente y diseminado dibujo…, embrujo y presencia…

Aún embelesados mis sentidos no desatienden aquello que en el murmullo demandas: sí, ahora, sí… Sin demora ni cumplidos mi cuerpo reviste al tuyo y con delicados roces ingreso con tiento en ti. Tras nuestro amoroso tónico tu holgura no se resiste, más bien invita: las bandas dilataron el pórtico y ensancharon el atajo al maravilloso atrio donde todo origen dormita. Un vaivén harmonioso acompaña a un primoroso cántico a dos voces enamoradas que con su respiración relumbran nuestra danza, la complacida expansión de dos seres… Tú y yo, yo y tú, tú y yo,… Me quieres, te amo… Me amas, te quiero… Adherida a mí preparas tu aria, afirmado en ti tramo mi romanza… Pero no, todavía no…

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