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ENLACE CON EL ÍNDICE
3.2.7. Desayuno con diamantes: De cómo es necesario mudar la piel del alma para regresar desnudo al río de la vida…
Teresa seguía dormida cuando llamaron a la puerta. Se incorporó levemente y miró hacia la ventana de enfrente, que estaba abierta… No se veía a nadie… Uf, qué susto… La noche anterior, después de su apasionante baño, necesitaba acostarse desnuda y había amanecido tal cual, destapada de cualquier tapujo…
-¡Ya voy! ¡Un momento! ¿Quién es?- Mira que… ¡Vaya preguntita! Quién iba a ser?
- Francisco… Francisco de Goya y Lucientes…
Teresa se sonrió… Había entendido perfectamente la broma: “La maja desnuda”… Se puso el camisón rápidamente y corrió a abrir…
- ¿Pretendía Usía algún quehacer?- preguntó con sorna Teresa a Raimon…
- Nada en particular… Traía el desayuno e iba a entrar por la ventana para prepararlo, pero… me pareció ver un lindo gatito…
- Mira que eres guasón, ¿gatito? ¿Lo dices por mis enormes y preciosos ojos?
- Pues claro… Y prendado de ellos he venido a rescataros… ¡Vamos allá, mi fiel corcel!- Y Raimon se puso a correr por la casa dando saltitos, como si estuviera galopando…
Teresa se rió con ganas y siguió el juego:
- Oh, mi apuesto Shreck, ¿acaso no veis que montáis un asno?
- En verdad os digo que… ¿No es verdad, ángel de amor, que en esta apartada orilla, más clara la luna brilla, y se respira mejor? – respondió Raimon, frenando el paso y simulando olisquear el perfume de Teresa concluyó- Y se respira mejor…
Teresa volvía a reír cuando Raimon se acercó a ella y la abrazó delicadamente, suspirando su contento con cuatro palabras de bienvenida:
- Me alegro de verte…
Ella no respondió, al menos con palabras… Agarrando la cara de Raimon entre sus manos le besó primero en la frente, luego en la punta de la nariz y, cuando iba a renunciar a nada más, reencontró esos ojos sonrientes que la acercaron a él… No pudo reprimirlo, sus labios saltaron la valla de la razón y buscaron los de él… Fue un beso de saludo, de encuentro anhelado pero casual… Fue un beso superficial y corto pero, uf, deliciosamente parsimonioso… Luego Teresa se apartó y, sin saber qué decir, expresó lo que creía debía ofrecer:
-Uy, lo siento… ¡Estaba tan contenta!
Raimon llevó sus dedos índice y corazón a sus labios y cerró los ojos un instante. Asemejaba como si quisiera grabar una sensación… Luego la miró con dulzura y respondió:
- ¿Lo sientes? Yo también, vida, lo siento, lo he sentido muy adentro… Ha sido precioso… Pero aun no llegó el momento de abrir de par en par nuestros sentimientos, de dejar volar libremente nuestras emociones y deseos… Debes confiar en mí, ¿sí? Todo está yendo muy deprisa y desde luego me sorprende la forma tan rápida en qué estás asimilando todo lo nuevo que aquí en Goig se plantea. Llegará el momento, verás, seguro… Ahora debemos desayunar. Te he preparado algo muy especial. Tú siéntate y yo preparo la mesa. Vamos.
Mientras Teresa tomaba asiento Raimon regresó hasta la puerta y recogió una mochila que había dejado aparcada en el suelo. Luego fue hasta la mesa y comenzó a distribuir: tostadas, bollos, mantequilla, mermelada, dos termos, … y al final un paquete envuelto con papel de seda de color azul que entregó a Teresa… Luego se sentó en el otro lado de la mesa, justo enfrente de ella.
-¿Para mí? ¿es un regalo?- exclamó sorprendida Teresa.
-.Ábrelo y verás…
Ella desenvolvió con cura el paquete y descubrió un recipiente pequeño, cilíndrico, que parecía de cristal… Sacó la tapa y miró en su interior… En el fondo había un montoncito de minúsculas piedrecitas translúcidas. Parecían…
-Parecen… ¿Diamantes?
-Tócalos. Manoséalos y agarra unos pocos con la mano…
Teresa hizo lo que le sugerían. Lo que fuera estaba frío, muy frío… Al ponerlos encima de su palma se dio cuenta: estaban helados… ¡Eran cristalitos de hielo!
-Es… Es hielo… ¿Por qué me regalas hielo? ¿Acaso quieres atemperar mi ardiente pasión?
Los dos, enlazados esta vez por unas miradas llenas de complicidad, se rieron… Raimon respondió:
-Pillina, picarona… Me encanta tu sentido del humor… Sabes bien que nada más lejos de mi intención… Sí, es hielo. Nótalo, siente su fría y etérea esencia… Siente como puede deshacerse hasta desaparecer…
-Sí, claro, lo noto… ¿Y que iba a esperar? Es hielo…
-Ahí vamos: no eran ni son diamantes, esos cristalitos de aparente solidez no pueden ser perennes, pueden ser desechados, ¿verdad?- Y dicho esto Raimon le alcanzó una servilleta.
Teresa se secó la mano. Tras haberse deshecho el hielo simplemente había dejado un rastro mojado fácil de solventar. Sin comprender hacia donde iba a cursarse el diálogo miró a Raimon con curiosidad y comenzó a preparar y a servir el desayuno: té para ella, café con leche para él, tostadas bien mantecadas, …
-Estás hecha un lío, lo se… Con el baño de ayer pensaste que habías alcanzado el estado óptimo para… Y ahora llego yo y… Pero no te angusties lo más mínimo. Por hacerte una comparación diría que el vehículo está a punto, que está en la línea de salida, pero que le faltan ciertas limpiezas, como la del carburador, la de las bujías, …, y que le faltan asimismo algunos engrases que le permitan amortiguar mejor los baches, virar con rapidez, frenar lo justo y necesario y, sobretodo, saber elegir cual puede ser el mejor vial para llegar a donde se desea, a la meta… ¿Me sigues?
Teresa seguía sin comprender demasiado, pero confiaba en Raimon y entendía que debía seguirlo sin más…
-Brrrmm, brrrrm… Te sigo…
- Ja, ja, ja… Suenas como un Ford Mustang que vi en una película… Uauu, montadito en ti hasta el horizonte… Glups, que grosero, perdona…
-Brrrrrm. Más allá de muchos horizontes, ¿sí? – y Teresa volvió a reírse…
-¡Vale! Contigo es difícil hablar en serio… ¡Vale! Que sepas que me lo guardo todo… Un día de estos pasaremos cuentas… ¡Nooo! ¡No respondas!
Teresa calló, pero no pudo evitar guiñar un ojo y encogerse de hombros… Raimon tuvo que reprimirse para no escupir el café con leche encima la mesa…
- ¡Qué malaaaa! Bueno, ahora en serio… En Goig llamamos a eso que estamos intentando hacer “Desayuno con diamantes”. Suele ser, aunque no siempre, el paso posterior al descubrimiento del “Río de la Vida”. De alguna manera entendemos que con el baño de un cuerpo desnudo en el agua del nuevo “Mundo” no es suficiente. Hay que aprender a desnudar también el corazón y el alma, a despojarlos de la contaminación “circunstancial” para poder arraigarlos realmente en esa nueva conciencia integral del vivir.
-¿Te refieres quizás a los esquemas adquiridos?
-Evidentemente, pero hay que ir mucho más lejos. Cuando me bañé como tú en el río me sentí nuevo, renovado, lleno de ilusión y fuerza… Eso me dispuso, me abrió totalmente, pero no entendí hasta más adelante que esa era una disposición relativa. Seguía anclado en Nunca Jamás y de solo contar con mis ansias me hubiera limitado a vivir una aventura increíble, unas fantásticas vacaciones…
-Uf, no se cambia en dos días, ¿verdad?
-No, cariño. En dos días podemos asentar una intención, pero para que se produzca realmente el cambio hay que conseguir un empadronamiento global en Goig. Y eso implica el traslado de mucho equipaje, su selección, cerrar nuestros “hogares” anteriores, el real, donde pretendíamos habitar, y el imaginario, donde procurábamos resguardarnos de los entornos dañinos. Cuánta gente crea internamente esa casita, con esa puerta blindada que nos salvaguarda, con esa ventana donde proyectar los sueños, con…
-Yo, por ejemplo…
-Y yo tenía la mía. Y con ella creé una coraza que inconscientemente me separaba de muchas cosas, algunas malas, seguro, pero también de muchas buenas…
-¿Y entonces?
- Durante años vivimos en el mundo real la cotidianeidad y separamos para el mundo imaginario las ilusiones, los anhelos, incluso los sentimientos… Si te paras a pensar ahora mismo aquí en Goig estás aún viviendo en el jardín de esa casita, lejos del mundo real. Tus vivencias resultan tan sublimes que difícilmente parecen extrapolables al mundo real… Yo mismo, aunque te duela admitirlo, estoy asumiendo más un rol de personaje imaginario que el de un hombre de carne y huesos que se está enamorando de verdad de ti… Y me parece no me equivoco si digo un hombre del cual tú también te estás enamorando… Sí, no mires al techo, mujer…
-¿Enamorando yo? ¿Qué dices?
-Da igual, me parece me vas siguiendo… Yo encajo en ese jardín, pero de ninguna forma encajaría en ese mundo real que durante años te sostuvo más o menos… Es más, no tengo absolutamente nada que ver con los hombres que hasta ahora, te guste o no, fueron el sostén de tu frágil seguridad, sin duda, pero en definitiva seguridad asumida. ¿Me parezco en algo a tu padre? ¿Existe algo que me conecté con algún novio? ¿Con tu exmarido, quizás?
-No, desde luego pareces de otro mundo… Aún hoy sigo preguntándome si en realidad existes…
-Y eso, si no cambias y adaptas tus esquemas, será mi condena… Nos guste o no aquellos seres y aquellas cosas que durante mucho tiempo nos acompañaron, aun si lo hicieron de forma negativa, incluso brutal, se convierten en eslabones de la cadena que nos da la impresión que nos ata a la vida. Realmente no podríamos dibujar nuestra existencia sin dibujarlos a todos y a todas… Esa cadena sería como un collar de diamantes sin el cual no podemos existir, salir, mostrarnos… De alguna forma en esos cristales se refleja la imagen de quien creemos ser. Y muy a pesar nuestro, pues para muchos esa imagen está más representada por el cómo nos ven, por el cómo nos quieren ver, que por el cómo deseamos ser. La primera cuestión a valorar es si esa atadura nos fija a la vida o realmente nos condena a una realidad circunstancial que queremos rechazar. La segunda cuestión será evaluar si realmente esa cadena es de acero o simplemente de tejido histórico, si realmente los diamantes son piedras preciosas que iluminan nuestra esencia o es puro hielo que congeló nuestra forma de ser y enfrió nuestras expectativas… Me vas entendiendo, ¿verdad?
Teresa tardó un poco… Claro que comprendía… Lo que residía en el fondo de los argumentos de Raimon era algo más que prendarse de una filosofía, la de Goig, era algo más que enamorarse de un hombre maravilloso, era… Volver a amar la vida, pero de verdad y en verdad, … Era trasladar la vida de sus sueños a la realidad para poder realmente disfrutarla y…, uf, amarla… Sólo con pensarlo se emocionó… Raimon se dio cuenta…
-Tú tienes hijas en Nunca Jamás y vas a regresar. Puedes hacerlo con el recuerdo imborrable de un viaje apasionante o puedes hacerlo trasladando ese viaje allí, puedes conseguir que ese viaje no se acabe ya nunca…
-¿De verdad lo crees?
-Lo creo y me consta, pues he conocido ya mucha gente que lo logró…
-Y, ¿cómo?
-Debes asimilar que en ti no pueden convivir dos mundos, que si la vida es un largo sueño en un largo sueño puedes vivir. Debes comprender desde ya que para llegar a donde quieres ir sólo hay un camino, el que tu puedes y debes trazar.
-Agarrar el mando de la tele y no soltarlo…
-Es curioso que me pongas ese ejemplo… Precisamente iba yo a usarlo. Cuando vivía en Nunca Jamás tenía una amiga que siempre me achuchaba con eso… Pasaba yo por entonces una época difícil y, ¿sabes? Ella me soltaba: “Tú vales mucho y sabes muy bien lo que quieres… Eres muy especial…Agarra el mando de la tele, sí, el de tu vida, y decide por ti mismo que canal quieres ver…” Hasta que no llegué aquí no me di cuenta de cuánta razón tenía… Durante años prescindí de escoger por y para mí mismo. Mi vida se movía más por lo que creía necesitaban de mí que por lo que yo mismo precisaba. Cedí el poder… Y lo malo es que no siempre lo cedí a las reales necesidades. Demasiado a menudo lo cedí a las demandas imperativas, a las exigencias de personas que creían tener el derecho de pautar mi vida…
-¿De pautar tu…? Me perdí…
-La gente cómo tú y yo, aquellos que por naturaleza tenemos mucho que ofrecer y deseamos darlo somos como un imán para muchas personas que por lo que sea acaban creyendo que tienen el derecho a disponer de nuestra vida… Da igual, volvamos a los argumentos… ¿Crees realmente que en Nunca Jamás tú manejas ese mando?
-Evidentemente no… Quizás en las cosas superficiales, pero no en lo esencial…
- Y, ¿qué crees que te impide o te impediría tomarlo?
- No sé… Me siento ahora muy confusa. Para mí todo cambio radical es como una sensación de traición a lo establecido, el miedo a dañar, a fracasar, a decepcionar…
-Y puedes terminar dañándote a ti misma, decepcionándote, ¿renunciando a ser feliz?
-Es muy difícil tomar decisiones cuando sientes que con ellas arrastras tu entorno más querido… ¿Arrastras? Quizás no es la palabra… ¿Trastornas?
-¿Sabes? La calidad de una vida no se mide por lo que pensamos debemos hacer y hacemos, se mesura por aquello que deseábamos hacer e hicimos… Lo mejor que puedes dar a tus seres queridos nunca será una actitud de servicio, una compañía inamovible pero a menudo ausente, el mantenimiento de un estatus extraño, de costumbres o rutinas que no complacen tu equilibrio…
-¿Y entonces? ¿Qué será lo mejor que puedo darles?
-Venga, tú ya sabes la respuesta… Su mejor regalo eres tú misma, descubrirte cómo realmente deseas ser, encontrarte donde realmente quieres estar… Tenerte en cuerpo y alma… Pero, ¿podrán tenerte si vives escondida? Por dios, no hay nada que pueda llenar más a un hijo que sentir a sus padres seguros, de pie, equilibrados y felices… Tú tienes dos niñas… ¿Eres consciente de que en muchas cosas su vida futura será un reflejo de la vida que tú les muestras?
-De alguna manera sí…
-Luego, la pregunta es obvia: ¿Crees que el modelo a mostrar está en los esquemas de conducta usuales de Nunca Jamás o en la forma de entender la vida que vas descubriendo aquí en Goig?
-La respuesta es tan obvia como la pregunta…
-En la teoría seguro… ¿Y en la práctica?
Teresa no supo que responder. Era tan grande su deseo de consolidar su vida futura en lo aprendido en Goig… Pero en las preguntas de Raimon había una base muy cierta: ¿cómo renunciar a todas las respuestas ya aprendidas? ¿Cómo deshacer los nudos? ¿Cómo recuperar la confianza en la vida? ¡Cómo volver a creer en sí misma?
-¿Cómo? Por favor, ayúdame… ¿Cómo desprenderme de quien soy?
-Entendiendo que ese Tú que quieres cambiar no es más que un reflejo de una historia. Entendiendo que puede haber nuevas y diferentes historias y que llegó el momento de que seas tú quien las escriba… Entendiendo que aquello que te frena no es más que miedo, un pavoroso temor a lo desconocido que hiela tu sangre y enfría tu alma… Entendiendo, comprendiendo que si consigues abrir para siempre tu corazón a los sueños con la calidez de tu pasión por la vida llegará el deshielo. Y entonces, ¿sabes? dejarás de alimentar cada nuevo día con escarcha. Entonces, sólo entonces, ese desayuno con diamantes será una realidad dentro de la realidad. Sin cadenas, sin más guirnalda que la joya de vivir, de perseguir tus sueños, de amar y ser amada, de, de y de…
-Parece fácil, pero… Pero… Tienes razón, estoy muy asustada. Me pregunto si realmente podré ser capaz de experimentar ese cambio rotundo que Nunca Quizás me sugiere, me pregunto si realmente será capaz de vivir plenamente desde el alma y para el alma… ¿Realmente toda esa capacidad de cambio estará totalmente sólo en mis manos?…A veces, siento como si algo en mi interior me mantuviera atada, una especie de genética con la que nací que me impide dar el paso sin mirar atrás…, algo
así como un código que anula mis fuerzas y me devuelve al mismo lugar de donde partí, una especie de encadenamiento difícil de definir pero que impide que mi alma vuele hacia donde desea… Mucha vida he invertido en estas cuestiones y pese a que mi cuerpo envejece y su energía se agota mi alma sigue siendo fiel a su anhelo de volar… ¿Y si ese deseo no es más que un mero recuerdo de aquellos otros Universos por donde el alma, a saber, ha habitado cuando solo era eso? "Alma", energía... No sé, a menudo siento que la tierra me atrapa el espíritu,… Esa masa física, el principio de Newton … ¡tantas cosas! Y me pregunto, y me sigo preguntando… Y espero, y sigo esperando… Y sueño cada noche, y sigo soñando… Quizás… Sí, quizás por fin pueda llegar a ser fiel a mi alma… Quizás algún día pueda llegar a desprenderme de mis miedos… Quizás algún día no muy lejano tome la firme decisión de desnudarme ante el mundo sin temor a pasar frío… Y podré quitarme por fin esas máscaras que me permiten mostrarme sin ofrecerme. Quizás pueda reunir el coraje suficiente para recuperar cada una de mis partes, para reconciliar hasta la última célula de mi cuerpo y sentirme solo Una… Pero…. No dejo de dudar… Una vez alcanzados los sueños, entonces ¿perderé mi capacidad de soñar?... Una vez encuentre mi verdadera identidad ¿perderé mi instinto de buscar?... Una vez aprenda a volar ¿no sentiré la nostalgia de descansar sobre una rama? No sé… Sí, es verdad, me cuestiono tantas cosas… ¿Quizás deba aprender que mi felicidad se descubre en aquello que Ya Soy y es aquello que Ya Hago?
-Uy… Déjame responderte con calma… ¿Sabes? Mi madre se pasó la vida haciendo eso: buscando razones, indagando en su ser, planteando nuevas preguntas cada vez que obtenía una respuesta… Y leía y se apuntaba a cursillos, talleres, seminarios… “Quiero encontrarme a mí misma”, decía… Yo, su hijo, la miraba y no entendía nada… Y le hubiera dicho, le hubiera gritado: “Pero, ¡si estás aquí! ¿No te ves? Para mí eres única, ya eres muy hermosa, ya estás completa… Huye de tantas cuestiones, deja de teorizar, escupe de una vez esa tristeza impregnada de miedo que te aleja tantas veces de nosotros… Vive, vive… Por favor, te lo ruego…” Pero mi madre nunca abandonó ese camino, ese peregrinaje sin otro rumbo que el ondeo concéntrico en su inmensa inseguridad y su pobre autoestima… Con los años fuimos los hijos los que intentamos volar, de forma muy distinta debimos alejarnos, forjar nuestra vida… Ella se sintió tan perdida… Una vez, lo recuerdo como si fuera ayer, me dijo: “Os he dedicado mi vida y con ello tuve que renunciar a tantas cosas… No me podéis pagar así.” Yo la respondí: “Yo no quería tu vida, tan solo anhelaba tu amor. Yo no te pedí que renunciaras a nada, y mucho menos que renunciaras a ti misma… Pues al hacerlo nos robaste algo muy querido… Te quiero y siempre te querré. Es más te amo con todo mi corazón. Pero debo seguir mi camino, marcar mi juego, mis apuestas… Ya hace mucho que comprendí que yo no puedo llenar ese vacío espantoso que sientes en tu interior. Solo tú puedes llenarlo. Me tienes y me tendrás siempre a tu lado, pero para acompañarte, no para dar sentido a tus pasos…”
-Raimon, por favor… No sigas, me harás llorar…
-Pues si es así quizás te haré un favor… No olvides que con el llanto y con la risa, cuando son sinceros, abrimos la puerta del alma…
-Pero duele… Duele mucho…
-Al principio sí, lo se… Pero luego, cuando te acostumbras a vivir con la luz de tu interior, es una sensación tan pura, tan soberbia… Date cuenta, lo que en definitiva pretendemos es salir de una oscuridad casi absoluta, llegar a la luz… No creas que va a ser fácil. Nada de lo que vale la pena en la vida es fácil. Debes abrir los ojos, el corazón, tu alma, poco a poco… La luz te cegará y querrás volver al agujero, a tu casita, acaso, pero si aguantas no tengas duda que obtendrás tu premio. ¿Si te rindes? Uf, si con todo lo vivido en Goig decides volver a la oscuridad creo que ya nunca conseguirás salir de ella.
-No me asustes… ¿Me ayudarás?
-Pues claro que sí… Pero no solo yo, toda la gente que te quiere de verdad seguirá a tu lado. Yo diría más: aquellos que te aman, si decides por fin saltar a la vida, darán saltos de alegría… Pues tu felicidad les va a llenar, pues tu emocionado andar les va a guiar, pues tu ilusión les va a iluminar, pues en la recuperación de tu vida podrán sentir de una vez que te recuperan, que te tienen… ¿Los otros? ¿Los eternos conocidos? No te preocupes lo más mínimo por ellos pues ellos nunca lo hicieron ni lo harán por ti. Ellos intentarán boicotearte, sentirán una enorme envidia, … ¿Qué mas da?
-¿Y? ¿Cómo puedo? ¿Qué debo?
Raimon se levantó y acercándose a Teresa abrió los brazos…
-Abrázame. Abrázame y siénteme. Siénteme y aprende a escucharte, a sentirte. Atiende primero las sensaciones sensoriales: piel con piel, encuentro, caricia, deseo,… Escucha mi voz más allá de la palabra, encuentra en ella la ternura, la amistad… Mírame a los ojos, pero más allá de la retina, intenta nadar en mis pensamientos, en mis sentimientos, a través de mi mirada… Encontrarás un mundo precioso…
Ahora intenta sentir mi respiración. Luego escucha la tuya. Intenta unirlas, enlazarlas, conseguir que el aire que expiro sea el que tu inhalas, que aquel que tú expiras sea el que yo inhalo… Siente mi corazón, su latir pausado, el bombeo de sangre que me da la energía, el bombeo de amor que me da la vida… Luego busca el tuyo y siéntelo, tal cual, con su pureza, con sus ansias irrefrenables de amar… Intenta también unir los ritmos: mi corazón, el tuyo… Tu corazón, el mío…
Ahora cierra los ojos y siente, solo eso te pido…
Raimon comenzó entonces a besarla: en la frente, en las mejillas, en el cuello, en un hombro, en una mano, en un pecho, en la barriga… Mientras, con sus manos, iba obsequiando con un suave y muy tierno masaje el camino que seguían sus labios… Cuando llegó a los pies se incorporó y, tomando su cabeza entre sus manos, la beso en los labios… Esta vez fue un beso largo y extenso, como si en su boca encontrara un manjar exquisito Raimon lamió y relamió, con labios y lengua, hasta que no podía quedar una gota de savia sin repasar… Teresa hizo caso de lo sugerido: solo sentir… Evidentemente ese paseo erótico despertó su deseo, encendió su pasión, pero se sorprendió al darse cuenta de cómo su cuerpo reaccionaba conjugando la exaltación de sentidos y órganos con una paz interior indescriptible. ¿Iba allí realmente su cuerpo o salió su alma a recrearse?
Raimon cortó sus pensamientos…
-Y ahora dime: ¿realmente crees que cuando uno alcanza sus sueños deja de soñar? ¿Realmente piensas que cuando consigas tu vida te sentarás en una rama para contemplarla?
-Desde luego que no: los sueños traerán nuevos sueños y vivir será un placer tan grande que únicamente puede conllevar una actitud activa, más que nunca… Jo, la pasión de vivir… suena tan lindo…
-Bien, vayamos con otra pregunta… Sí y no… ¿Tu felicidad residirá en aquello que Ya Eres y en aquello que Ya Haces? Piénsalo… ¿Ya Eres? ¿Ya Eras? ¿Quién? ¿Tú misma? Evidentemente en algunas facetas sí, y podrás aprovecharlas y retenerlas, pero hasta que no consigas abrir todas las puertas, hasta que no puedas salir enteramente tal como quieres ser, no podrás decir Ya Soy… Y lo mismo te diría respecto al Ya Haces… En lo que hacías que te completaba a tu gusto podrás ahora recrearte y disfrutar mucho más… Aquello impuesto, aquello superficial que hacías para agradar a otros aprenderás a rechazarlo… Luego está lo rutinario, aquello que debemos hacer porqué simplemente es necesario: ir a comprar, lavar, fregar,… No te imaginas… Incluso esas tonterías se viven de otra forma cuando uno está bien consigo mismo…
El silencio pausó de nuevo el diálogo. Teresa y Raimon permanecían de pie, una enfrente del otro, mirándose fijamente sin reparos… Él esperaba ya la última pregunta. Ella temía hacerla…
-Y… ¿Tú qué crees? ¿Voy a poder?
-Querer es poder, tú lo sabes bien… Yo creo en ti, tengo fe en esa maravillosa persona que escondes. ¿Yo? Sí, y seguro todos aquellos y aquellas que te queremos, que te amamos… Ahora faltas tú… Ahora debes creer tú en ti misma, en tus posibilidades, debes tener fe… Si vas a empezar a nadar en Tu Vida debes tener fe en ti, en tus posibilidades, en tu capacidad, en tu merecimiento… Y, ¿cómo no?, debes creer en la vida, en ese río que te va a ayudar a llegar a ese puerto donde anclaste tus sueños, a esa isla donde naufragó tu esencia, tu ser…
-Te prometo voy a intentarlo…
-No, debes prometerme que vas a conseguirlo. Si no te sientes capaz de hacer esa promesa nunca te soltarás… ¿Sí?
-¡Sí! ¡Rotundamente sí! Allá voy, allá vengo… ¿Me esperas?
-Te aguardo, cariño, me guardo para ti y en la guarda de mis sueños reservaré para ti un lugar muy cercano a mi, a mi cuerpo, a mi corazón, a mi alma…
CONTINUARÁ
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-¡Ya voy! ¡Un momento! ¿Quién es?- Mira que… ¡Vaya preguntita! Quién iba a ser?
- Francisco… Francisco de Goya y Lucientes…
Teresa se sonrió… Había entendido perfectamente la broma: “La maja desnuda”… Se puso el camisón rápidamente y corrió a abrir…
- ¿Pretendía Usía algún quehacer?- preguntó con sorna Teresa a Raimon…
- Nada en particular… Traía el desayuno e iba a entrar por la ventana para prepararlo, pero… me pareció ver un lindo gatito…
- Mira que eres guasón, ¿gatito? ¿Lo dices por mis enormes y preciosos ojos?
- Pues claro… Y prendado de ellos he venido a rescataros… ¡Vamos allá, mi fiel corcel!- Y Raimon se puso a correr por la casa dando saltitos, como si estuviera galopando…
Teresa se rió con ganas y siguió el juego:
- Oh, mi apuesto Shreck, ¿acaso no veis que montáis un asno?
- En verdad os digo que… ¿No es verdad, ángel de amor, que en esta apartada orilla, más clara la luna brilla, y se respira mejor? – respondió Raimon, frenando el paso y simulando olisquear el perfume de Teresa concluyó- Y se respira mejor…
Teresa volvía a reír cuando Raimon se acercó a ella y la abrazó delicadamente, suspirando su contento con cuatro palabras de bienvenida:
- Me alegro de verte…
Ella no respondió, al menos con palabras… Agarrando la cara de Raimon entre sus manos le besó primero en la frente, luego en la punta de la nariz y, cuando iba a renunciar a nada más, reencontró esos ojos sonrientes que la acercaron a él… No pudo reprimirlo, sus labios saltaron la valla de la razón y buscaron los de él… Fue un beso de saludo, de encuentro anhelado pero casual… Fue un beso superficial y corto pero, uf, deliciosamente parsimonioso… Luego Teresa se apartó y, sin saber qué decir, expresó lo que creía debía ofrecer:
-Uy, lo siento… ¡Estaba tan contenta!
Raimon llevó sus dedos índice y corazón a sus labios y cerró los ojos un instante. Asemejaba como si quisiera grabar una sensación… Luego la miró con dulzura y respondió:
- ¿Lo sientes? Yo también, vida, lo siento, lo he sentido muy adentro… Ha sido precioso… Pero aun no llegó el momento de abrir de par en par nuestros sentimientos, de dejar volar libremente nuestras emociones y deseos… Debes confiar en mí, ¿sí? Todo está yendo muy deprisa y desde luego me sorprende la forma tan rápida en qué estás asimilando todo lo nuevo que aquí en Goig se plantea. Llegará el momento, verás, seguro… Ahora debemos desayunar. Te he preparado algo muy especial. Tú siéntate y yo preparo la mesa. Vamos.
Mientras Teresa tomaba asiento Raimon regresó hasta la puerta y recogió una mochila que había dejado aparcada en el suelo. Luego fue hasta la mesa y comenzó a distribuir: tostadas, bollos, mantequilla, mermelada, dos termos, … y al final un paquete envuelto con papel de seda de color azul que entregó a Teresa… Luego se sentó en el otro lado de la mesa, justo enfrente de ella.
-¿Para mí? ¿es un regalo?- exclamó sorprendida Teresa.
-.Ábrelo y verás…
Ella desenvolvió con cura el paquete y descubrió un recipiente pequeño, cilíndrico, que parecía de cristal… Sacó la tapa y miró en su interior… En el fondo había un montoncito de minúsculas piedrecitas translúcidas. Parecían…
-Parecen… ¿Diamantes?
-Tócalos. Manoséalos y agarra unos pocos con la mano…
Teresa hizo lo que le sugerían. Lo que fuera estaba frío, muy frío… Al ponerlos encima de su palma se dio cuenta: estaban helados… ¡Eran cristalitos de hielo!
-Es… Es hielo… ¿Por qué me regalas hielo? ¿Acaso quieres atemperar mi ardiente pasión?
Los dos, enlazados esta vez por unas miradas llenas de complicidad, se rieron… Raimon respondió:
-Pillina, picarona… Me encanta tu sentido del humor… Sabes bien que nada más lejos de mi intención… Sí, es hielo. Nótalo, siente su fría y etérea esencia… Siente como puede deshacerse hasta desaparecer…
-Sí, claro, lo noto… ¿Y que iba a esperar? Es hielo…
-Ahí vamos: no eran ni son diamantes, esos cristalitos de aparente solidez no pueden ser perennes, pueden ser desechados, ¿verdad?- Y dicho esto Raimon le alcanzó una servilleta.
Teresa se secó la mano. Tras haberse deshecho el hielo simplemente había dejado un rastro mojado fácil de solventar. Sin comprender hacia donde iba a cursarse el diálogo miró a Raimon con curiosidad y comenzó a preparar y a servir el desayuno: té para ella, café con leche para él, tostadas bien mantecadas, …
-Estás hecha un lío, lo se… Con el baño de ayer pensaste que habías alcanzado el estado óptimo para… Y ahora llego yo y… Pero no te angusties lo más mínimo. Por hacerte una comparación diría que el vehículo está a punto, que está en la línea de salida, pero que le faltan ciertas limpiezas, como la del carburador, la de las bujías, …, y que le faltan asimismo algunos engrases que le permitan amortiguar mejor los baches, virar con rapidez, frenar lo justo y necesario y, sobretodo, saber elegir cual puede ser el mejor vial para llegar a donde se desea, a la meta… ¿Me sigues?
Teresa seguía sin comprender demasiado, pero confiaba en Raimon y entendía que debía seguirlo sin más…
-Brrrmm, brrrrm… Te sigo…
- Ja, ja, ja… Suenas como un Ford Mustang que vi en una película… Uauu, montadito en ti hasta el horizonte… Glups, que grosero, perdona…
-Brrrrrm. Más allá de muchos horizontes, ¿sí? – y Teresa volvió a reírse…
-¡Vale! Contigo es difícil hablar en serio… ¡Vale! Que sepas que me lo guardo todo… Un día de estos pasaremos cuentas… ¡Nooo! ¡No respondas!
Teresa calló, pero no pudo evitar guiñar un ojo y encogerse de hombros… Raimon tuvo que reprimirse para no escupir el café con leche encima la mesa…
- ¡Qué malaaaa! Bueno, ahora en serio… En Goig llamamos a eso que estamos intentando hacer “Desayuno con diamantes”. Suele ser, aunque no siempre, el paso posterior al descubrimiento del “Río de la Vida”. De alguna manera entendemos que con el baño de un cuerpo desnudo en el agua del nuevo “Mundo” no es suficiente. Hay que aprender a desnudar también el corazón y el alma, a despojarlos de la contaminación “circunstancial” para poder arraigarlos realmente en esa nueva conciencia integral del vivir.
-¿Te refieres quizás a los esquemas adquiridos?
-Evidentemente, pero hay que ir mucho más lejos. Cuando me bañé como tú en el río me sentí nuevo, renovado, lleno de ilusión y fuerza… Eso me dispuso, me abrió totalmente, pero no entendí hasta más adelante que esa era una disposición relativa. Seguía anclado en Nunca Jamás y de solo contar con mis ansias me hubiera limitado a vivir una aventura increíble, unas fantásticas vacaciones…
-Uf, no se cambia en dos días, ¿verdad?
-No, cariño. En dos días podemos asentar una intención, pero para que se produzca realmente el cambio hay que conseguir un empadronamiento global en Goig. Y eso implica el traslado de mucho equipaje, su selección, cerrar nuestros “hogares” anteriores, el real, donde pretendíamos habitar, y el imaginario, donde procurábamos resguardarnos de los entornos dañinos. Cuánta gente crea internamente esa casita, con esa puerta blindada que nos salvaguarda, con esa ventana donde proyectar los sueños, con…
-Yo, por ejemplo…
-Y yo tenía la mía. Y con ella creé una coraza que inconscientemente me separaba de muchas cosas, algunas malas, seguro, pero también de muchas buenas…
-¿Y entonces?
- Durante años vivimos en el mundo real la cotidianeidad y separamos para el mundo imaginario las ilusiones, los anhelos, incluso los sentimientos… Si te paras a pensar ahora mismo aquí en Goig estás aún viviendo en el jardín de esa casita, lejos del mundo real. Tus vivencias resultan tan sublimes que difícilmente parecen extrapolables al mundo real… Yo mismo, aunque te duela admitirlo, estoy asumiendo más un rol de personaje imaginario que el de un hombre de carne y huesos que se está enamorando de verdad de ti… Y me parece no me equivoco si digo un hombre del cual tú también te estás enamorando… Sí, no mires al techo, mujer…
-¿Enamorando yo? ¿Qué dices?
-Da igual, me parece me vas siguiendo… Yo encajo en ese jardín, pero de ninguna forma encajaría en ese mundo real que durante años te sostuvo más o menos… Es más, no tengo absolutamente nada que ver con los hombres que hasta ahora, te guste o no, fueron el sostén de tu frágil seguridad, sin duda, pero en definitiva seguridad asumida. ¿Me parezco en algo a tu padre? ¿Existe algo que me conecté con algún novio? ¿Con tu exmarido, quizás?
-No, desde luego pareces de otro mundo… Aún hoy sigo preguntándome si en realidad existes…
-Y eso, si no cambias y adaptas tus esquemas, será mi condena… Nos guste o no aquellos seres y aquellas cosas que durante mucho tiempo nos acompañaron, aun si lo hicieron de forma negativa, incluso brutal, se convierten en eslabones de la cadena que nos da la impresión que nos ata a la vida. Realmente no podríamos dibujar nuestra existencia sin dibujarlos a todos y a todas… Esa cadena sería como un collar de diamantes sin el cual no podemos existir, salir, mostrarnos… De alguna forma en esos cristales se refleja la imagen de quien creemos ser. Y muy a pesar nuestro, pues para muchos esa imagen está más representada por el cómo nos ven, por el cómo nos quieren ver, que por el cómo deseamos ser. La primera cuestión a valorar es si esa atadura nos fija a la vida o realmente nos condena a una realidad circunstancial que queremos rechazar. La segunda cuestión será evaluar si realmente esa cadena es de acero o simplemente de tejido histórico, si realmente los diamantes son piedras preciosas que iluminan nuestra esencia o es puro hielo que congeló nuestra forma de ser y enfrió nuestras expectativas… Me vas entendiendo, ¿verdad?
Teresa tardó un poco… Claro que comprendía… Lo que residía en el fondo de los argumentos de Raimon era algo más que prendarse de una filosofía, la de Goig, era algo más que enamorarse de un hombre maravilloso, era… Volver a amar la vida, pero de verdad y en verdad, … Era trasladar la vida de sus sueños a la realidad para poder realmente disfrutarla y…, uf, amarla… Sólo con pensarlo se emocionó… Raimon se dio cuenta…
-Tú tienes hijas en Nunca Jamás y vas a regresar. Puedes hacerlo con el recuerdo imborrable de un viaje apasionante o puedes hacerlo trasladando ese viaje allí, puedes conseguir que ese viaje no se acabe ya nunca…
-¿De verdad lo crees?
-Lo creo y me consta, pues he conocido ya mucha gente que lo logró…
-Y, ¿cómo?
-Debes asimilar que en ti no pueden convivir dos mundos, que si la vida es un largo sueño en un largo sueño puedes vivir. Debes comprender desde ya que para llegar a donde quieres ir sólo hay un camino, el que tu puedes y debes trazar.
-Agarrar el mando de la tele y no soltarlo…
-Es curioso que me pongas ese ejemplo… Precisamente iba yo a usarlo. Cuando vivía en Nunca Jamás tenía una amiga que siempre me achuchaba con eso… Pasaba yo por entonces una época difícil y, ¿sabes? Ella me soltaba: “Tú vales mucho y sabes muy bien lo que quieres… Eres muy especial…Agarra el mando de la tele, sí, el de tu vida, y decide por ti mismo que canal quieres ver…” Hasta que no llegué aquí no me di cuenta de cuánta razón tenía… Durante años prescindí de escoger por y para mí mismo. Mi vida se movía más por lo que creía necesitaban de mí que por lo que yo mismo precisaba. Cedí el poder… Y lo malo es que no siempre lo cedí a las reales necesidades. Demasiado a menudo lo cedí a las demandas imperativas, a las exigencias de personas que creían tener el derecho de pautar mi vida…
-¿De pautar tu…? Me perdí…
-La gente cómo tú y yo, aquellos que por naturaleza tenemos mucho que ofrecer y deseamos darlo somos como un imán para muchas personas que por lo que sea acaban creyendo que tienen el derecho a disponer de nuestra vida… Da igual, volvamos a los argumentos… ¿Crees realmente que en Nunca Jamás tú manejas ese mando?
-Evidentemente no… Quizás en las cosas superficiales, pero no en lo esencial…
- Y, ¿qué crees que te impide o te impediría tomarlo?
- No sé… Me siento ahora muy confusa. Para mí todo cambio radical es como una sensación de traición a lo establecido, el miedo a dañar, a fracasar, a decepcionar…
-Y puedes terminar dañándote a ti misma, decepcionándote, ¿renunciando a ser feliz?
-Es muy difícil tomar decisiones cuando sientes que con ellas arrastras tu entorno más querido… ¿Arrastras? Quizás no es la palabra… ¿Trastornas?
-¿Sabes? La calidad de una vida no se mide por lo que pensamos debemos hacer y hacemos, se mesura por aquello que deseábamos hacer e hicimos… Lo mejor que puedes dar a tus seres queridos nunca será una actitud de servicio, una compañía inamovible pero a menudo ausente, el mantenimiento de un estatus extraño, de costumbres o rutinas que no complacen tu equilibrio…
-¿Y entonces? ¿Qué será lo mejor que puedo darles?
-Venga, tú ya sabes la respuesta… Su mejor regalo eres tú misma, descubrirte cómo realmente deseas ser, encontrarte donde realmente quieres estar… Tenerte en cuerpo y alma… Pero, ¿podrán tenerte si vives escondida? Por dios, no hay nada que pueda llenar más a un hijo que sentir a sus padres seguros, de pie, equilibrados y felices… Tú tienes dos niñas… ¿Eres consciente de que en muchas cosas su vida futura será un reflejo de la vida que tú les muestras?
-De alguna manera sí…
-Luego, la pregunta es obvia: ¿Crees que el modelo a mostrar está en los esquemas de conducta usuales de Nunca Jamás o en la forma de entender la vida que vas descubriendo aquí en Goig?
-La respuesta es tan obvia como la pregunta…
-En la teoría seguro… ¿Y en la práctica?
Teresa no supo que responder. Era tan grande su deseo de consolidar su vida futura en lo aprendido en Goig… Pero en las preguntas de Raimon había una base muy cierta: ¿cómo renunciar a todas las respuestas ya aprendidas? ¿Cómo deshacer los nudos? ¿Cómo recuperar la confianza en la vida? ¡Cómo volver a creer en sí misma?
-¿Cómo? Por favor, ayúdame… ¿Cómo desprenderme de quien soy?
-Entendiendo que ese Tú que quieres cambiar no es más que un reflejo de una historia. Entendiendo que puede haber nuevas y diferentes historias y que llegó el momento de que seas tú quien las escriba… Entendiendo que aquello que te frena no es más que miedo, un pavoroso temor a lo desconocido que hiela tu sangre y enfría tu alma… Entendiendo, comprendiendo que si consigues abrir para siempre tu corazón a los sueños con la calidez de tu pasión por la vida llegará el deshielo. Y entonces, ¿sabes? dejarás de alimentar cada nuevo día con escarcha. Entonces, sólo entonces, ese desayuno con diamantes será una realidad dentro de la realidad. Sin cadenas, sin más guirnalda que la joya de vivir, de perseguir tus sueños, de amar y ser amada, de, de y de…
-Parece fácil, pero… Pero… Tienes razón, estoy muy asustada. Me pregunto si realmente podré ser capaz de experimentar ese cambio rotundo que Nunca Quizás me sugiere, me pregunto si realmente será capaz de vivir plenamente desde el alma y para el alma… ¿Realmente toda esa capacidad de cambio estará totalmente sólo en mis manos?…A veces, siento como si algo en mi interior me mantuviera atada, una especie de genética con la que nací que me impide dar el paso sin mirar atrás…, algo
así como un código que anula mis fuerzas y me devuelve al mismo lugar de donde partí, una especie de encadenamiento difícil de definir pero que impide que mi alma vuele hacia donde desea… Mucha vida he invertido en estas cuestiones y pese a que mi cuerpo envejece y su energía se agota mi alma sigue siendo fiel a su anhelo de volar… ¿Y si ese deseo no es más que un mero recuerdo de aquellos otros Universos por donde el alma, a saber, ha habitado cuando solo era eso? "Alma", energía... No sé, a menudo siento que la tierra me atrapa el espíritu,… Esa masa física, el principio de Newton … ¡tantas cosas! Y me pregunto, y me sigo preguntando… Y espero, y sigo esperando… Y sueño cada noche, y sigo soñando… Quizás… Sí, quizás por fin pueda llegar a ser fiel a mi alma… Quizás algún día pueda llegar a desprenderme de mis miedos… Quizás algún día no muy lejano tome la firme decisión de desnudarme ante el mundo sin temor a pasar frío… Y podré quitarme por fin esas máscaras que me permiten mostrarme sin ofrecerme. Quizás pueda reunir el coraje suficiente para recuperar cada una de mis partes, para reconciliar hasta la última célula de mi cuerpo y sentirme solo Una… Pero…. No dejo de dudar… Una vez alcanzados los sueños, entonces ¿perderé mi capacidad de soñar?... Una vez encuentre mi verdadera identidad ¿perderé mi instinto de buscar?... Una vez aprenda a volar ¿no sentiré la nostalgia de descansar sobre una rama? No sé… Sí, es verdad, me cuestiono tantas cosas… ¿Quizás deba aprender que mi felicidad se descubre en aquello que Ya Soy y es aquello que Ya Hago?
-Uy… Déjame responderte con calma… ¿Sabes? Mi madre se pasó la vida haciendo eso: buscando razones, indagando en su ser, planteando nuevas preguntas cada vez que obtenía una respuesta… Y leía y se apuntaba a cursillos, talleres, seminarios… “Quiero encontrarme a mí misma”, decía… Yo, su hijo, la miraba y no entendía nada… Y le hubiera dicho, le hubiera gritado: “Pero, ¡si estás aquí! ¿No te ves? Para mí eres única, ya eres muy hermosa, ya estás completa… Huye de tantas cuestiones, deja de teorizar, escupe de una vez esa tristeza impregnada de miedo que te aleja tantas veces de nosotros… Vive, vive… Por favor, te lo ruego…” Pero mi madre nunca abandonó ese camino, ese peregrinaje sin otro rumbo que el ondeo concéntrico en su inmensa inseguridad y su pobre autoestima… Con los años fuimos los hijos los que intentamos volar, de forma muy distinta debimos alejarnos, forjar nuestra vida… Ella se sintió tan perdida… Una vez, lo recuerdo como si fuera ayer, me dijo: “Os he dedicado mi vida y con ello tuve que renunciar a tantas cosas… No me podéis pagar así.” Yo la respondí: “Yo no quería tu vida, tan solo anhelaba tu amor. Yo no te pedí que renunciaras a nada, y mucho menos que renunciaras a ti misma… Pues al hacerlo nos robaste algo muy querido… Te quiero y siempre te querré. Es más te amo con todo mi corazón. Pero debo seguir mi camino, marcar mi juego, mis apuestas… Ya hace mucho que comprendí que yo no puedo llenar ese vacío espantoso que sientes en tu interior. Solo tú puedes llenarlo. Me tienes y me tendrás siempre a tu lado, pero para acompañarte, no para dar sentido a tus pasos…”
-Raimon, por favor… No sigas, me harás llorar…
-Pues si es así quizás te haré un favor… No olvides que con el llanto y con la risa, cuando son sinceros, abrimos la puerta del alma…
-Pero duele… Duele mucho…
-Al principio sí, lo se… Pero luego, cuando te acostumbras a vivir con la luz de tu interior, es una sensación tan pura, tan soberbia… Date cuenta, lo que en definitiva pretendemos es salir de una oscuridad casi absoluta, llegar a la luz… No creas que va a ser fácil. Nada de lo que vale la pena en la vida es fácil. Debes abrir los ojos, el corazón, tu alma, poco a poco… La luz te cegará y querrás volver al agujero, a tu casita, acaso, pero si aguantas no tengas duda que obtendrás tu premio. ¿Si te rindes? Uf, si con todo lo vivido en Goig decides volver a la oscuridad creo que ya nunca conseguirás salir de ella.
-No me asustes… ¿Me ayudarás?
-Pues claro que sí… Pero no solo yo, toda la gente que te quiere de verdad seguirá a tu lado. Yo diría más: aquellos que te aman, si decides por fin saltar a la vida, darán saltos de alegría… Pues tu felicidad les va a llenar, pues tu emocionado andar les va a guiar, pues tu ilusión les va a iluminar, pues en la recuperación de tu vida podrán sentir de una vez que te recuperan, que te tienen… ¿Los otros? ¿Los eternos conocidos? No te preocupes lo más mínimo por ellos pues ellos nunca lo hicieron ni lo harán por ti. Ellos intentarán boicotearte, sentirán una enorme envidia, … ¿Qué mas da?
-¿Y? ¿Cómo puedo? ¿Qué debo?
Raimon se levantó y acercándose a Teresa abrió los brazos…
-Abrázame. Abrázame y siénteme. Siénteme y aprende a escucharte, a sentirte. Atiende primero las sensaciones sensoriales: piel con piel, encuentro, caricia, deseo,… Escucha mi voz más allá de la palabra, encuentra en ella la ternura, la amistad… Mírame a los ojos, pero más allá de la retina, intenta nadar en mis pensamientos, en mis sentimientos, a través de mi mirada… Encontrarás un mundo precioso…
Ahora intenta sentir mi respiración. Luego escucha la tuya. Intenta unirlas, enlazarlas, conseguir que el aire que expiro sea el que tu inhalas, que aquel que tú expiras sea el que yo inhalo… Siente mi corazón, su latir pausado, el bombeo de sangre que me da la energía, el bombeo de amor que me da la vida… Luego busca el tuyo y siéntelo, tal cual, con su pureza, con sus ansias irrefrenables de amar… Intenta también unir los ritmos: mi corazón, el tuyo… Tu corazón, el mío…
Ahora cierra los ojos y siente, solo eso te pido…
Raimon comenzó entonces a besarla: en la frente, en las mejillas, en el cuello, en un hombro, en una mano, en un pecho, en la barriga… Mientras, con sus manos, iba obsequiando con un suave y muy tierno masaje el camino que seguían sus labios… Cuando llegó a los pies se incorporó y, tomando su cabeza entre sus manos, la beso en los labios… Esta vez fue un beso largo y extenso, como si en su boca encontrara un manjar exquisito Raimon lamió y relamió, con labios y lengua, hasta que no podía quedar una gota de savia sin repasar… Teresa hizo caso de lo sugerido: solo sentir… Evidentemente ese paseo erótico despertó su deseo, encendió su pasión, pero se sorprendió al darse cuenta de cómo su cuerpo reaccionaba conjugando la exaltación de sentidos y órganos con una paz interior indescriptible. ¿Iba allí realmente su cuerpo o salió su alma a recrearse?
Raimon cortó sus pensamientos…
-Y ahora dime: ¿realmente crees que cuando uno alcanza sus sueños deja de soñar? ¿Realmente piensas que cuando consigas tu vida te sentarás en una rama para contemplarla?
-Desde luego que no: los sueños traerán nuevos sueños y vivir será un placer tan grande que únicamente puede conllevar una actitud activa, más que nunca… Jo, la pasión de vivir… suena tan lindo…
-Bien, vayamos con otra pregunta… Sí y no… ¿Tu felicidad residirá en aquello que Ya Eres y en aquello que Ya Haces? Piénsalo… ¿Ya Eres? ¿Ya Eras? ¿Quién? ¿Tú misma? Evidentemente en algunas facetas sí, y podrás aprovecharlas y retenerlas, pero hasta que no consigas abrir todas las puertas, hasta que no puedas salir enteramente tal como quieres ser, no podrás decir Ya Soy… Y lo mismo te diría respecto al Ya Haces… En lo que hacías que te completaba a tu gusto podrás ahora recrearte y disfrutar mucho más… Aquello impuesto, aquello superficial que hacías para agradar a otros aprenderás a rechazarlo… Luego está lo rutinario, aquello que debemos hacer porqué simplemente es necesario: ir a comprar, lavar, fregar,… No te imaginas… Incluso esas tonterías se viven de otra forma cuando uno está bien consigo mismo…
El silencio pausó de nuevo el diálogo. Teresa y Raimon permanecían de pie, una enfrente del otro, mirándose fijamente sin reparos… Él esperaba ya la última pregunta. Ella temía hacerla…
-Y… ¿Tú qué crees? ¿Voy a poder?
-Querer es poder, tú lo sabes bien… Yo creo en ti, tengo fe en esa maravillosa persona que escondes. ¿Yo? Sí, y seguro todos aquellos y aquellas que te queremos, que te amamos… Ahora faltas tú… Ahora debes creer tú en ti misma, en tus posibilidades, debes tener fe… Si vas a empezar a nadar en Tu Vida debes tener fe en ti, en tus posibilidades, en tu capacidad, en tu merecimiento… Y, ¿cómo no?, debes creer en la vida, en ese río que te va a ayudar a llegar a ese puerto donde anclaste tus sueños, a esa isla donde naufragó tu esencia, tu ser…
-Te prometo voy a intentarlo…
-No, debes prometerme que vas a conseguirlo. Si no te sientes capaz de hacer esa promesa nunca te soltarás… ¿Sí?
-¡Sí! ¡Rotundamente sí! Allá voy, allá vengo… ¿Me esperas?
-Te aguardo, cariño, me guardo para ti y en la guarda de mis sueños reservaré para ti un lugar muy cercano a mi, a mi cuerpo, a mi corazón, a mi alma…
CONTINUARÁ
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Acabo de conocer el blog.
ResponderEliminarEs bastante profundo!
Un saludo.