2 abr 2016

Mi música romantica: Hymn (himno)

Las canciones de mi vida y el amor (12)

POST TEMAS: musica romantica / canciones romanticas / cancion de amor

HYMN (Himno)

La canción que os dejo hoy no precisa texto..., ni traducción.

Os bastará con escucharla, de verdad. Es de esas canciones capaces de relajarte entero, de activar un pensamiento, un sueño, de acompañar una caricia, de... No os la perdáis, vale la pena...

Escrita por una cantante poco conocida, quizás poco promocionada, pero con una voz angelical: Janis Ian. En la interpretación la acompañan Phoebe Snow y Odetta.

Hoy no habrá reflexión, pues. Hoy toca disfrutar...




1 abr 2016

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La vida es bella... ¡Vive!


Fragmento del libro "A la luna, a ti, mi cielo, y a mis queridas estrellas"


La vida es bella. No debemos disfrazarla, no podemos obviarla. Formamos parte de la naturaleza y eso nos convierte a todos en únicos y valiosos tesoros. Debemos integrarnos en nuestro paisaje y abrir nuestros sentidos para que puedan enriquecer nuestra sensibilidad con la percepción de mil maravillas, con el afloramiento de mil sensaciones. Hermosa es la tierra, limpio debemos percibir el aire y enigmático y mágico puede llegar a ser el cielo. Si aprendemos a coexistir con nuestro hábitat conseguiremos escuchar nuestro corazón. Y él nos contará mil fantasías, y él nos llevará presos del amor hacia parajes nunca imaginados, y él nos mostrará el camino de las usanzas constructivas, y él, sólo él, nos empujará con un cada día renovado ímpetu hacia el reino donde la diosa felicidad anhela gobernarnos. Debemos condenar toda razón que no contribuya a enriquecer nuestro espíritu. Pensar no nos da la vida y demasiado a menudo nos la complica. En el sentir debe apoyarse el vivir y queriendo y siendo queridos hallaremos la fibra que vigorizará nuestro existir. Si andamos con paso seguro habremos hallado la senda de nuestra verdad. Aunque admitamos que en la percepción todo es relativo, aquello que disminuya con constante insistencia nuestra confianza debe ser corregido y aquello que se nos presente con insistente constancia como una falsedad, como una contumaz mentira, debemos rechazarlo. Ser uno mismo no es nada fácil. Demasiados factores condicionantes, experiencias, circunstancias, opiniones,..., habrán procurado y procurarán alterar nuestro natural carácter, nuestra innata personalidad. Para calmarlos muchos habremos configurado un ser artificial que para mantener su banal proceder deberá enterrar sus emociones. Engañados iremos si esperamos alquilar nuestra esencia con fiestas y guirnaldas que acicalen las realidades que acosan nuestro bienestar, pues en su conclusión el arriendo nos devolverá el depósito de nuestra frágil moral. Errados estaremos también si creemos adormecer nuestro descontento con aquellos fármacos que hunden las tensiones hacia el fondo de los subconscientes, pues ante el menor contratiempo nuestra mente removerá ese asiento y las turbaciones asediarán aún con más brío nuestro equilibrio.

La vida es bella, ¿sabes? En un trocito de cielo, hablando con una estrella, bajo una gota de esperanza, en el abrazo de mis hijos, tras el vuelo de una ilusión o, quien sabe, en la sonrisa de mi amada descubrí cuan hermoso es vivir. Ahora lo sé y voy a poner todo mi empeño en no volver a olvidarlo jamás. Si nunca lo dudas deberás también marchar. Escoge tu sueño y marcha con él. Marcha con él y vive, pues solo viviendo recuperarás la alegría de vivir. Si la solitaria paz te inquieta deberás gritar. Grita tan alto como puedas que te amas y en los ecos rebotados tu autoestima te regalará muchos otros amores. Si tu camino te resulta demasiado abrupto deberás volar. Vuela alto y súbete a las nubes donde escondiste tus deseos y apaciguaste tus pasiones. Libéralos y aprende a ser tu propio ángel de la guarda. Libéralos y recuperarás también tus emociones. Si la tristeza encoge con firmeza el brillo de tus ojos deberás imaginar. Imagina que puedes ser muy, muy feliz. Imagina que nada ni nadie, sólo tu, va a decidir el sino de tu esperanza. Imagina que aprendes a amar de verdad y que la nómina que ingresa tu corazón simplemente por latir acaba siendo millonaria en correspondencias. Pues sí, la vida puede ser muy hermosa. Y si aún lo dudas deberás creer. Cree en la magia del inoportuno hado, cree en los ideales que marcaron cada despertar, cree en la fuerza del amor y aplícala, cree en la pureza de la amistad y búscala, cree en ti y, por favor, déjate ir... Marcha, grita a los cuatro vientos tus sentimientos, vuela y libérate, imagina y fantasea, aprende a amar y ama y, no lo olvides: ¡Vive!
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31 mar 2016

Hacer el amor... Fragmentos literarios

FRAGMENTOS LITERARIOS... HACER EL AMOR... DE LA NOVELA "A LA LUNA, A TI, MI CIELO Y A MIS QUERIDAS ESTRELLAS"


Anoche estábamos tú y yo en la playa. Sentados en la arena nos envolvía aquel silencio que todo lo calla pero que en su paseo todo lo dice. Las olas venían a visitarnos y regresaban raudas, emocionadas, para contarle al mar que en su viaje hallaron una muy hermosa imagen. Tus dedos resbalaban entre los míos y juntos buscaban una reconciliación del tacto con la suavidad de las pieles que se aman. Mis ojos miraban el cielo y en cada estrella redescubrían el esplendor de nuestro amor. Mi vista corría por la oscuridad y en un viaje reposado localizó tu sonrisa en aquellas formas que una redondeada luna suele regalar muy de vez en cuando. Y la reina de la noche parecía feliz, mostrando una luz especial para podernos iluminar mejor, aunque en verdad quizás éramos nosotros los que la alumbrábamos a ella con el resplandor de nuestra ilusión. Los dos permanecíamos callados porque sabíamos con certeza que nuestros pensamientos volaban subidos en la misma nube, bañándose en aquellas palabras de algodón que suelen mimarse mientras se acarician. Tus pies se habían hundido en aquel playero arenal que debía sostenerlos y bajo tierra caminaban buscando los míos para invitarlos, con movimientos espontáneos, nada calculados pero sabiamente concebidos, a jugar a un cosquillear itinerante que debía sumarse a la sublime unión que nuestros seres estaban proyectando. Y pasó lo que tenía que pasar: sin haberse avisado y con una perfecta simultaneidad en el giro nuestras cabezas se volvieron y nuestras miradas se reencontraron. Y tu rostro se iluminó otra vez, ¡qué maravilla!, y en tu dulce mirar percibí que toda tú eras mía y me sentí inmensamente feliz. Y mis manos soltaron las tuyas, el adorado sustento de sus anhelos, para buscar aquella rojiza cascada que en tus cabellos se inspiraba y nadar con pausada suavidad entre tu pelo, mientras empujaban tu cara hacia la mía para poder rubricar con un beso aquel inolvidable momento... Y sucedió. Por primera vez pude besarte. Mis labios encontraron los tuyos y se presentaron con aquella timidez que cubre a los besos inocentes, aquellos besos que en la inseguridad de su primera vez suelen retirarse repetidamente para certificar en los ojos de la amada ese amor presuntamente correspondido. Y mis dedos seguían acariciando tu pelo pero ahora buscaban escaparse para deleitarse con la tanto tiempo anhelada sedosa tersura de tu cara. Y entonces mi boca recordó tantas palabras que nunca pudo decirte y en un tenue fregar de la piel de tu rostro buscó tus mejillas, encontró tus ojos y paseó por tu nariz para susurrar en su besar lo que tanto tiempo guardó. Fue un “te quiero” silencioso, fue un “te amo” explicado en el humedecer de unos labios sedientos del mágico cáliz que sólo en la amada hallamos. Y en su emocionada travesía mi boca reencontró la tuya y entonces sí, entonces se inició aquel deseado beso que olvida pasado y futuro, el beso que borra todo lo que nos rodea y pospone la pasión para arrullarnos con la más dulce canción jamás soñada, el dueto de dos corazones que se declaran su amor. Y como el agua marina que en el oleaje descubre la arena y regresa, y regresa, nuestras bocas se descubrieron y eternizaron su sorpresa en la emoción de dos cuerpos que se fundieron en un abrazo que en su apretar clamaba la posesión mutua que sentíamos.
Un larguísimo momento pasó hasta que el tormento de no saberte mía pudo calmar su ansiedad en el enlace de unos labios y en el enganche de nuestros seres. Luego, con el sosiego que da la seguridad de la tenencia, tus manos o las mías se despegaron y mi boca o la tuya empezaron a buscar otros descansos. Y con el nacimiento del deseo nuestras apasionadas almas declararon abierto el combate que nuestros sentidos debían mantener para demostrar que la búsqueda del placer del ser querido es la forma más preciosa y efectiva de hallar el propio. Y mis dedos comenzaron su ronda, iniciaron un galante baile por los surcos de tu piel y en la tensión que de tu excitación se desprendía mi felicidad redescubría la fogosidad del querer. De mi mente brotaban bellas palabras, frases que murmuraba allá donde mis sensaciones me llevaban y que traducían tu belleza, reafirmaban mi amor y prometían mil sueños. En mis oídos sonaba tu respirar y tu suspirar reposaba la constatación de tu total entrega. Y sentí como me embriagaba: una exquisita mezcla de olores se desprendía de ti y me envolvía con un manto etéreo aliñado con tu esencia, acicalado con tu perfume y aderezado con tu sudoroso deseo. Y en mi tarea de conocerte y poseerte no hubo un solo espacio, un solo punto, una sola célula periférica de tu cuerpo que no fuera visitado, sentido, saludado, acariciado y amado. Hacía rato que te sentía ya perfectamente mía y sabía que en tu percepción yo era también espléndidamente tuyo. Porque tus dedos habían comenzado también su ronda, habían iniciado su galante baile por los surcos de mi piel y en la tensión que de mi excitación se desprendía tu felicidad redescubría la fogosidad del querer. De tu mente brotaron bellas palabras, frases que murmuraste allá donde tus sensaciones te llevaron y que tradujeron mi belleza, reafirmaron tu amor y prometieron mil sueños. En tus oídos sonó mi respirar y mi suspirar reposó la constatación de mi total entrega. Y sentiste como te embriagabas: una exquisita mezcla de olores se desprendió de mí y te envolvió con un manto etéreo aliñado con mi esencia, acicalado con mi colonia y aderezado con mi sudoroso deseo. Y en tu tarea de conocerme y poseerme no hubo un solo espacio, un solo punto, una sola célula periférica de mi cuerpo que no fuera visitado, sentido, saludado, acariciado y amado. Y hacía rato también que me sentías ya perfectamente tuyo y sabías que en mi percepción tú eras espléndidamente mía.
Muchas veces suele ocurrir que lo que sucede pasa sin que en las intenciones se programe su paso. Sin prisas, sin egoístas pretextos, dos cuerpos deseaban descubrirse y en un camino donde las pieles proyectaban rozarse los envoltorios fueron cayendo en la arena sin casi darse cuenta. Y en la desnudez pudimos concertar todas aquellas citas que nuestros sentires anhelaban. Y luego sucedió. Nuestros cuerpos, nuestros sentidos, nuestros corazones y nuestras almas dieron la esperada orden que debía abrir la puerta de la comunión absoluta. Y todas aquellas maravillosas sensaciones que en las antesalas del sublime placer experimentamos nos condujeron inevitablemente a compartir el hueco donde todos los sentidos encuentran su gloria en un fregado vaivén que en el amor descubre el supremo éxtasis. Entré en tu ser y al hacerlo supe que me había clavado en tu vida para siempre, y al hacerlo tú supiste que te grababas en mi existencia para toda la eternidad. Y con el paso de los besos, con el trabajo de las caricias y los avisos de los suspiros, con los cuchicheos de los “te amo” y el sisear de muchos “vida mía” nuestro apoteósico paseo por el palacio de los amantes entregados nos condujo al unísono, a través del clímax donde la pasión levanta su reino, al trono donde las exclamaciones se abrazan y la felicidad esconde sus penas en un grito triunfante. Por unos instantes, te lo juro, me sentí el rey del universo, el hombre más feliz de la Tierra. Y tú fuiste mi reina, la diosa poderosa que supo entregar su cuerpo y su espíritu en una ceremonia donde los sentimientos y los pensamientos coronaron al corazón como jefe supremo de toda razón de existir.


Por primera vez pude tenerte, pude sentir lo que en el respeto quise guardarme sólo para mí. Pero quizás no supe. O quizás no pude. ¿O quizá sí?




Y sucedió. Y aunque sólo fuera un sueño te juro que fue tan real y glorioso que el despertar del nuevo día que truncó mi dormir no pudo robarme la sensación que aquella había sido, seguramente, la noche más feliz de todas. Y cuando salí a la calle, aquella mañana, miré de reojo al sol y me pareció descubrir en este una muestra de rabia por lo que se había perdido, un atisbo de envidia por lo que no había vivido. Porque anoche, mi amor, estuvimos tú y yo en la playa...

FRAGMENTOS LITERARIOS... HACER EL AMOR... DE LA NOVELA "A LA LUNA, A TI, MI CIELO Y A MIS QUERIDAS ESTRELLAS" de Miquel Beltran i Carreté

30 mar 2016

Las canciones de mi vida y el amor 1: Time to say goodbye...

Dedicado a todos aquellos y aquellas que se disponen a emprender uno de los viajes más apasionantes que en la vida podemos llevar a cabo: la travesía hacia el amor...

TIME TO SAY GOODBYE / TIEMPO DE DECIR ADIÓS


29 mar 2016

¿Me abrazas?


Un nuevo poema...



¿Me abrazas?

No es nada, sólo eso…
¿Un beso? Después…
Te vi., sentada, y pensé:
¿Y si…? ¿Me abrazas?

¿Enlazas mi alma?
¿Recuperas mi mirada?
Se perdió… Entre tanta soledad…
¿La verdad? No sé donde para…
Se esconde…
¿Qué para qué la quiero?
¿Para mirarte otra vez?
¿Quizás para amarte?
O no… Pero, ¿me abrazas?

¿Cazas mis miedos?
¿Puedes borrarlos? ¿Quieres?
Entre tus dedos los amagas,
los apagas, los disfrazas…
De paz, ¿sí? Soñé con ella…
Y luego, ¿me abrazas?

Te lo ruego: ¿me atenazas?
Fuerte, aprieta, no me duele…
No cabe grieta, suele pasar…
Mi suerte, inmensa,
tenerte, mi recompensa.
Sentirte, pegada,
cual hada del ocaso,
el paso de tu caricia,
el sol raso, junto al mar.

Hogar, dulce y tierno,
entre tus brazos lo hallo,
y callo, callo, callo…
Allí no pasa el invierno,
allí se funde el otoño,
allí me siento un retoño,
de la primavera el brote,
del verano tu calor…

Los lazos de tu cabello,
qué suaves, qué sabios…
Qué bello es sentirte, ¿Sabes?
No puedo mentirte:
mejilla contra mejilla
huelo tu brisa, siento tu aliento.
En la orilla de tus labios
saliva el tiento de la pasión.
Y estoy tan cerca…

¿Y no es la calma
la que mejor ensalma
el oleaje?
¿Y no es el suspiro
un digno traje del reclamo?
¿Y no suele ser el abrazo
la más hermosa cuna del beso?
¿Y pues? Pues eso…
Te amo, ¿me abrazas?
Soy tuyo…

Miquel Beltran i Carreté

28 mar 2016

Papi, ¿por qué cuando sales del trabajo nunca vienes a casa?





Hacía mucho que quería escribir este texto... Con él introduzco un tema muy duro, una problemática que me consta ha roto y romperá muchas familias, aunque sigan juntas, un gravísimo error de la educación machista que entre todos deberíamos corregir.



Hoy no comentaré, pero si os pido que si conoceis a un "Papi" como el de la historia le hagáis llegar este texto. Ya sé, será difícil, pero quizás pueda reflexionar...



PAPI, ¿POR QUÉ CUANDO SALES DEL TRABAJO NUNCA VUELVES A CASA?

-Papi, ¿puedo hablar contigo?
-Estoy leyendo el periódico, hijo… Pero, ¿de qué quieres hablar?
-¿Puedo sentarme en tu falda? Hace tanto…
-Vaya… Oye, que ya tienes siete años… Y vas a ser un hombre… Pero bueno, ven aquí… ¿Qué es eso que te preocupa?
-Papi, ¿Por qué cuando sales del trabajo nunca vienes a casa?
-Pues claro que vengo a casa… ¿A dónde te crees que voy?
-No, papá, tú lo sabes. Cada día, cuando llegas del trabajo, dejas el coche en el parking y te vas al bar de la esquina…
-Pues claro, pero luego vengo a casa, ¿no?
-¿Y por qué tienes que ir antes al bar? A veces te veo, desde la ventana, y me da una pena…
-Hijo mío, cuando seas un hombre… Hay cosas que ahora no puedes comprender.
-Pero, ¿qué hay en el bar?
-En el bar tengo muy buenos amigos, y necesito verlos, hablar con ellos, a veces echar una partida al dominó…
-Y… Si son tan buenos amigos, ¿por qué nunca los invitaste a casa? Podrían venir con su mujer, y algunos tendrán hijos y…
-Es que… Esos son los amigos del bar… Mira, cuando salgo del trabajo vengo muy cansado y necesito descansar, relajarme…
-Papi, pero si luego llegas a casa, te sientas en el sillón, pones el canal de la tele que quieres y esperas a que mamá tenga la cena en la mesa… Me parece que aquí también descansas…
-…
-¿Nosotros no te relajamos? ¿Quieres que aprenda a dar masajes? El otro día en el cole…
-¡No! ¡Por favor! Tú vas a necesitar aprender muchas otras cosas… Por cierto, ¿cómo va el cole?
-No me cambies de tema, papá, que no soy un mocoso… Sigo sin entender porqué no vienes a casa…
-Cariño… Los hombres tenemos muchas responsabilidades, muchas… Hay que ganar dinero, conseguir una buena educación para los hijos, …
-Ahora sí que me pierdo… Pero si mamá también trabaja… Un día os escuchaba y decíais que ganabais más o menos lo mismo… Y esa educación, ¿dónde me la vas a conseguir? ¿En la escuela?
-No entiendes nada, no entiendes…
-Papi, ¿tú crees que mamí es guapa?
-Claro que sí, hijo… Es guapísima…
-¿Y aun la quieres? ¿Estás enamorado de ella?
-Pues claro que la quiero, mucho… Y lo de estar enamorado… Cuando seas mayor te darás cuenta que eso es un tema literario, de cuentos y pelis, de…
-Mamá no cree eso… ¿Sabes? Ya hace mucho que la veo muy triste… Ella disimula, se esconde para llorar, pero yo la veo, la siento…
-Tu mamá es muy complicada, buena gente, muy buena madre y persona, pero muy complicada… Ay, si te contara… Las mujeres…
-¿Qué les pasa?
-Quieren andar siempre la vida con el corazón en la mano y el alma volando…
-Ahora tampoco te entiendo, papi…
-Un hombre tiene que saber estar, lo justo, en su sitio… Ya lo aprenderás…
-¿Y cual es ese sitio? ¿En el bar? Al salir del trabajo, los sábados por la mañana, los domingos por la tarde, ¿en el bar? ¿Marchando cada domingo a la mañana con la bici para volver a comer?
-…
-Papá, ¿no te das cuenta? Mamá se debe encargar de casi todo pues tú no estás, está muy triste y me dices que es rara, … Tus hijos vamos creciendo y tú te lo estás perdiendo, un día marcharemos de casa y ni te darás cuenta…
-¡Yo no me estoy perdiendo nada! ¡Un hombre debe saber cual es su sitio! ¡En la distancia se construyen el respeto y la autoridad! ¿En la vida hay que ser duro! ¡Los sentimientos son para las niñitas!
-…
-¿Y tú? ¿Vas a ser tú una niñita? Y ahora, ¿por qué lloras? Anda, la culpa es mía… Bájate de aquí y vete a hacer los deberes… Si quieres un día ser importante, como yo, debes estudiar mucho…
-Papi…
-¿Qué quieres ahora?
-Nada, que te quiero mucho…
-Pues eso, nada, yo también… Anda ya…



SIN COMENTARIOS.

27 mar 2016

Una bella historia de amor y vida




Aunque parezca un cielo la vida de un escritor que precisa de otras vidas para sobrevivir es muy dura... Debes robar muchas horas al sueño y la inspiración suele ser un mágico vaso que a veces se te presenta muy vacío.


Os voy a ser muy sincero: si no fuera por las muchas respuestas agradecidas y profundamente emotivas que he ido recibiendo hace tiempo que lo hubiera dejado...


A veces estoy escribiendo y me siento sólo, muy sólo... Entonces entro en mi blog y clico a la derecha, en ese fantástico contador... Así accedo al mundo, a un mapa hermoso... En él hay cientos de circulitos rojos, de aquellos que estuvieron conmigo, y algunos verdes, los que me acompañan...


En mi entorno hay mucha gente que cree que soy un soñador indomable, que no toco de pies en el suelo... ¿Qué saben ellos de la vida?


Me consta que mi libro y mis textos han llegado a mucha, muchísima gente... Me consta incluso que con ellos se consiguiero asentar amores por los cuales nadie hubiera apostado...


Llevo ya mucho tiempo con el blog y en un archivo guardo como un tesoro cientos de mails que valen mucho más que la incomprensión de aquellos que nunca se moverán por otra fuerza que no sea la de sobrevivir...


Nunca publiqué ninguno... Pero hoy voy a hacer una excepción... Es tan hermosa la historia que esconde esa carta... Me hizo llorar... Sí, no me averguenzo... Y consiguió algo más: me hizo sentir tan, tan importante...


Con el permiso del autor y dedicándola desde el corazón a él y a su amor os regalo y me regalo, tal cual me vino, sin correcciones ni alteraciones, un hermoso sueño, una historia de amor conmovedora, una prueba más de que los corazones valientes siempre acaban por encontrarse...


Estimado Miquel,

Lo primero, debo presentarme.Me llamo Sergio, soy un chico de Asturias que ha leído tu libro "A la luna, a ti, mi cielo y a mis queridas estrellas" y el motivo de mi escritura (si me permites tutearte) es darte la enhorabuena por tan fantástica obra. Lo cierto es que soy aficionado a la lectura y puedo decirte que nunca había leído un libro como el tuyo, y es que probablemente no haya ninguno. No te puedes imaginar lo identificado que me he sentido con muchas de las reflexiones y sentimientos que en tu libro has querido compartir con los demás.

Seguramente no soy imparcial a la hora de valorar tu obra, o mejor dicho, lo que ocurre es que me ha llegado tanto que por eso no lo puedo comparar con nada de lo leído hasta ahora. Yo tengo unas vivencias que verás, no te quiero molestar ofreciéndote un tostón de texto, pero hay fragmentos del libro en los que parece que estás definiendo tal cual una fase de mi vida.

Me llamó especialmente la atención un fragmento en el que reflexionas sobre si alguien podría entender que la llama de un amor no consumado permanezca viva durante mucho tiempo, más de dos años. Puedo decirte que yo estuve más de cinco años en esa situación, amando sin que la mujer a la que ofrecía todo mi corazón se lo pudiera imaginar. Era un amor imposible, grandes barreras separándonos. Nunca se lo dije. La amaba con todas mis fuerzas pero tenía una lucha interior entre mi conciencia, mi ética, y mis sentimientos. Había cosas que nos separaban que no se podían tomar a la ligera. Pero yo vivía solo para ella, soñaba con ella. Teníamos una relación de amistad, fuerte, sana, que me permitía disfrutar de su esencia, que era lo que me ayudaba a levantarme cada mañana. Compartíamos ideales, y siempre quise pensar que ella quizás sentía lo mismo por mi. Quise pensar que alguna vez estuvo a punto de confesarme que me quería. Pero el momento nunca llegaba y yo no podía, no me atrevía a ser yo quien diese el paso de sacar a la luz los sentimientos. También tenía otro problema, y es que la veía tan hermosa, tan perfecta, tan inteligente, tan todo, que me empecé a infravalorar a mi mismo convenciéndome de que era inaccesible para mi. Pero independientemente de eso, lo que yo sentía por ella no lo podía cambiar, hasta que llegó un momento que no podía aguantar más. Opté por lo que creí que era lo correcto en aquel momento, traté de olvidarla. Me alejé de ella una temporada. Volví. Me perdonó sin yo pedirle perdón, porque volvimos a hablar un día y pareció que no hubiéramos dejado de hablar nunca. La rueda siguió girando y yo amándola cada día más.

Tuve que volver a alejarme, no sé porque hacía esas cosas. Me sentía muy culpable por amarla. Estuve más de un año sin hablar con ella, en persona solo nos encontramos una vez y todo fue muy frío. Me preguntaba, ¿qué has hecho Sergio? Si tenías alguna posibilidad, la has perdido. Y luego me decía a mi mismo, ¿no es lo que querías? ¿no querías olvidarla y que se olvidara de ti? ¿para que te alejaste entonces? Pasaron los meses. Me refugié en mi trabajo y en mis aficiones. Creí superarlo. Ella estaba en mi corazón de todas formas, pero creí que lo había superado. Una noche la vi conectada en internet, donde tantas y tantas noches habíamos estado hasta la madrugada hablando, y me dije, ya pasó, puedo saludarla como amigo y que no me afecte. En realidad, lo reconozco, la anhelaba infinitamente y por otra parte mi curiosidad necesitaba indagar hasta que punto ella quería saber algo de mi después de esos alejamientos sin explicación. Y otra vez, después de un inicio de conversación en que todo era un poco extraño, volví a verme envuelto en la esencia de esa mujer que me atrapa irremediablemente.

Nunca he sido valiente, y es algo que me reprocho a mi mismo. La justificación de la ética, la conciencia y demás, está muy bien, pero llegó un momento en que tenía que haber decidido si mi felicidad estaba por encima de todo eso. Pero claro, yo no sabía, no estaba seguro, si ella de verdad sentía lo mismo, y saltar al vacío cuando no sabes si alguien te va a recoger no es nada sencillo. Pero soy un hombre con suerte, tardé 5 años en darme cuenta que era el hombre más afortunado del mundo por sentir un amor que pudiera sobrevivir a todas las dificultades que se plantearon. Estoy orgulloso de que mis sentimientos perdurasen lo suficiente para estar ahí como siempre a flor de piel una noche en que a falta de mi valentía, utilizó ella la suya para confesarme que me quería. Imagínate como me sentí. Entonces ya pude dar rienda suelta a todas las palabras que tenía dentro de mi deseando hacerla partícipe de mis sentimientos. Resulta que ella estaba en mi misma situación, amándome, pero con muchas dudas de que yo sintiese lo mismo a tenor de las complejas circunstancias que nos rodeaban. Pero evidentemente, las dificultades no se superan solas. Lo que ocurre, es que cuando supe que ella me amaba, todas las barreras que antes me parecían infranqueables se convirtieron de repente en pequeñas, me sentí con más fuerzas que nunca para afrontar lo que fuera menester. En realidad, era ella la que más cosas tenía que ordenar en su vida, y ese proceso, en el que opté por armarme de paciencia y estar a su lado solo como amigo, duró cuatro meses. Pero luego, mi vida pasó a ser lo que tanto había soñado...

Sé que no tienes datos para valorar esta historia, porque tampoco te he dado los suficientes. Si te los contara, podría pasarte como a cualquier otra persona que a lo mejor piensa que hemos obrado mal, pero sé que no, he leído tu libro y se que tú no. Yo solo he apostado por el amor, y el amor tenía que ganar. Me quiero convencer de que obré bien. La amé sin límite tanto tiempo y ni siquiera lo confesé. Una vez que nos confesamos nuestro amor, seguí esperando a que la situación fuera la idónea para estar con ella. Ni un beso, ni un abrazo, ni un solo encuentro en persona durante 4 meses y sabiendo que ella me amaba y yo a ella también. Aún así habrá quien piense que el giro que hemos dado a nuestras vidas, sobretodo ella, nos convierte en unos desalmados que hicieron lo que les vino en gana sin importales otras personas. Pero nada más lejos de nuestra intención. Lo que le pasa a mucha gente en esta vida es que no han descubierto el verdadero amor, ese al que no puedes combatir, que es el que te da la vida, las fuerzas y todo lo que necesitas para ser feliz. Si renuncias a ese amor no tienes nada. Estás incompleto por mucho que a veces tengas que sobrevivir así, y yo lo sé por experiencia.

Nunca he sido tan feliz. Dicen que cuando tienes muchas expectativas creadas en algo a veces te defrauda cuando te estampas contra la realidad. Sin embargo, en mi caso las expectativas eran enormes, creadas en cinco años imaginando lo genial que sería cualquier detalle a su lado, y resulta que al final mi imaginación se había quedado corta porque todo resulta ser más increíble que en los mejores sueños. Cada día descubro en ella nuevos motivos para enamorarme más y más. No somos nadie para valorar lo que sienten los demás, pero a veces lo hablo con ella, hay parejas que no sé si de verdad se quieren, si se aman, y es una pena que la gente no explote las posibilidades que ofrece el amor, aunque claro, hay que encontrar a la persona adecuada que despierte en ti esas sensaciones, o quizás simplemente haya que nacer sabiendo amar.

Soy, somos jóvenes, tenemos 25 años, y sé que la vida aún puede dar muchas vueltas. Pero mi post-adolescencia, esa que se supone que debe ser la época más alocada, la pasé amándola en la distancia. No hubo nada de alocado porque solo tenía ojos para ella y no me arrepiento de nada. Sin ser consciente de ello, maduré y seguí moldeando lo que yo quería ser mientras la deseaba, y ahora estoy hasta satisfecho de que tuviese que pasar esa dura etapa. Quizás si la hubiera tenido a mi lado a los 20 años no hubiera podido darle muchas cosas que si le puedo dar ahora, estoy seguro, y no hablo de nada material. Quizás lo hubiera estropeado y esa espera de largos años estaba preparada por el destino para que llegase el momento idóneo donde los dos estuviéramos preparados para empezar algo que ya no deba acabar nunca.

No sé lo que hubiera pasado si ella no confesase su amor. No sé si yo lo hubiera podido hacer, ni cuanto hubiera tardado. Igual habría acabado huyendo otra vez. Igual nos hubiéramos distanciado para siempre y yo acabaría compartiendo la vida con alguna otra mujer, probablemente, no lo sé. Pero algo tengo claro, ella era (y es) la mujer de mi vida. Se hubiera quedado para siempre en mi corazón como el amor más puro que tuve nunca y que a la vez nunca pude tener. Aunque ella nunca lo hubiera sabido, nadie la habría querido más que yo. Pero ya lo sabe. Y también yo sé que nadie me puede querer más que ella

Siento que una enhorabuena por tu libro se haya alargado tanto. Ha sido muy especial para mi, Miquel. Tu libro lo descubrió ella, te lo compró, y luego me lo recomendó. Ella lo leyó en esa época de transición difícil que tuvimos que pasar, y tengo el presentimiento de que tu canto al amor y tus reflexiones los tuvo presentes en alguna de sus decisiones, o al menos la ayudaron. Yo lo compré en casadellibro y lo leí ya a medias entre la transición y luego la plena felicidad a su lado, y como te dije al principio, me ha hecho introducirme en la historia como nunca antes ningún otro. No te niego que en algún momento al verme reflejado me ha despertado sentimientos contradictorios de melancolías pasadas... pero en general me ha servido para acabar de abrir los ojos del todo, y saber que apostando por el amor, hemos hecho lo que debíamos.

Gracias Miquel, ha sido todo un acierto que decidieses publicar tu historia. Quien lea tu libro y no sepa apreciarlo, es que no sabe lo que es amar
.

Un afectuoso saludo,

Sergio.