Aunque parezca un cielo la vida de un escritor que precisa de otras vidas para sobrevivir es muy dura... Debes robar muchas horas al sueño y la inspiración suele ser un mágico vaso que a veces se te presenta muy vacío.
Os voy a ser muy sincero: si no fuera por las muchas respuestas agradecidas y profundamente emotivas que he ido recibiendo hace tiempo que lo hubiera dejado...
A veces estoy escribiendo y me siento sólo, muy sólo... Entonces entro en mi blog y clico a la derecha, en ese fantástico contador... Así accedo al mundo, a un mapa hermoso... En él hay cientos de circulitos rojos, de aquellos que estuvieron conmigo, y algunos verdes, los que me acompañan...
En mi entorno hay mucha gente que cree que soy un soñador indomable, que no toco de pies en el suelo... ¿Qué saben ellos de la vida?
Me consta que mi libro y mis textos han llegado a mucha, muchísima gente... Me consta incluso que con ellos se consiguiero asentar amores por los cuales nadie hubiera apostado...
Llevo ya mucho tiempo con el blog y en un archivo guardo como un tesoro cientos de mails que valen mucho más que la incomprensión de aquellos que nunca se moverán por otra fuerza que no sea la de sobrevivir...
Nunca publiqué ninguno... Pero hoy voy a hacer una excepción... Es tan hermosa la historia que esconde esa carta... Me hizo llorar... Sí, no me averguenzo... Y consiguió algo más: me hizo sentir tan, tan importante...
Con el permiso del autor y dedicándola desde el corazón a él y a su amor os regalo y me regalo, tal cual me vino, sin correcciones ni alteraciones, un hermoso sueño, una historia de amor conmovedora, una prueba más de que los corazones valientes siempre acaban por encontrarse...
Estimado Miquel,
Lo primero, debo presentarme.Me llamo Sergio, soy un chico de Asturias que ha leído tu libro "A la luna, a ti, mi cielo y a mis queridas estrellas" y el motivo de mi escritura (si me permites tutearte) es darte la enhorabuena por tan fantástica obra. Lo cierto es que soy aficionado a la lectura y puedo decirte que nunca había leído un libro como el tuyo, y es que probablemente no haya ninguno. No te puedes imaginar lo identificado que me he sentido con muchas de las reflexiones y sentimientos que en tu libro has querido compartir con los demás.
Seguramente no soy imparcial a la hora de valorar tu obra, o mejor dicho, lo que ocurre es que me ha llegado tanto que por eso no lo puedo comparar con nada de lo leído hasta ahora. Yo tengo unas vivencias que verás, no te quiero molestar ofreciéndote un tostón de texto, pero hay fragmentos del libro en los que parece que estás definiendo tal cual una fase de mi vida.
Me llamó especialmente la atención un fragmento en el que reflexionas sobre si alguien podría entender que la llama de un amor no consumado permanezca viva durante mucho tiempo, más de dos años. Puedo decirte que yo estuve más de cinco años en esa situación, amando sin que la mujer a la que ofrecía todo mi corazón se lo pudiera imaginar. Era un amor imposible, grandes barreras separándonos. Nunca se lo dije. La amaba con todas mis fuerzas pero tenía una lucha interior entre mi conciencia, mi ética, y mis sentimientos. Había cosas que nos separaban que no se podían tomar a la ligera. Pero yo vivía solo para ella, soñaba con ella. Teníamos una relación de amistad, fuerte, sana, que me permitía disfrutar de su esencia, que era lo que me ayudaba a levantarme cada mañana. Compartíamos ideales, y siempre quise pensar que ella quizás sentía lo mismo por mi. Quise pensar que alguna vez estuvo a punto de confesarme que me quería. Pero el momento nunca llegaba y yo no podía, no me atrevía a ser yo quien diese el paso de sacar a la luz los sentimientos. También tenía otro problema, y es que la veía tan hermosa, tan perfecta, tan inteligente, tan todo, que me empecé a infravalorar a mi mismo convenciéndome de que era inaccesible para mi. Pero independientemente de eso, lo que yo sentía por ella no lo podía cambiar, hasta que llegó un momento que no podía aguantar más. Opté por lo que creí que era lo correcto en aquel momento, traté de olvidarla. Me alejé de ella una temporada. Volví. Me perdonó sin yo pedirle perdón, porque volvimos a hablar un día y pareció que no hubiéramos dejado de hablar nunca. La rueda siguió girando y yo amándola cada día más.
Tuve que volver a alejarme, no sé porque hacía esas cosas. Me sentía muy culpable por amarla. Estuve más de un año sin hablar con ella, en persona solo nos encontramos una vez y todo fue muy frío. Me preguntaba, ¿qué has hecho Sergio? Si tenías alguna posibilidad, la has perdido. Y luego me decía a mi mismo, ¿no es lo que querías? ¿no querías olvidarla y que se olvidara de ti? ¿para que te alejaste entonces? Pasaron los meses. Me refugié en mi trabajo y en mis aficiones. Creí superarlo. Ella estaba en mi corazón de todas formas, pero creí que lo había superado. Una noche la vi conectada en internet, donde tantas y tantas noches habíamos estado hasta la madrugada hablando, y me dije, ya pasó, puedo saludarla como amigo y que no me afecte. En realidad, lo reconozco, la anhelaba infinitamente y por otra parte mi curiosidad necesitaba indagar hasta que punto ella quería saber algo de mi después de esos alejamientos sin explicación. Y otra vez, después de un inicio de conversación en que todo era un poco extraño, volví a verme envuelto en la esencia de esa mujer que me atrapa irremediablemente.
Nunca he sido valiente, y es algo que me reprocho a mi mismo. La justificación de la ética, la conciencia y demás, está muy bien, pero llegó un momento en que tenía que haber decidido si mi felicidad estaba por encima de todo eso. Pero claro, yo no sabía, no estaba seguro, si ella de verdad sentía lo mismo, y saltar al vacío cuando no sabes si alguien te va a recoger no es nada sencillo. Pero soy un hombre con suerte, tardé 5 años en darme cuenta que era el hombre más afortunado del mundo por sentir un amor que pudiera sobrevivir a todas las dificultades que se plantearon. Estoy orgulloso de que mis sentimientos perdurasen lo suficiente para estar ahí como siempre a flor de piel una noche en que a falta de mi valentía, utilizó ella la suya para confesarme que me quería. Imagínate como me sentí. Entonces ya pude dar rienda suelta a todas las palabras que tenía dentro de mi deseando hacerla partícipe de mis sentimientos. Resulta que ella estaba en mi misma situación, amándome, pero con muchas dudas de que yo sintiese lo mismo a tenor de las complejas circunstancias que nos rodeaban. Pero evidentemente, las dificultades no se superan solas. Lo que ocurre, es que cuando supe que ella me amaba, todas las barreras que antes me parecían infranqueables se convirtieron de repente en pequeñas, me sentí con más fuerzas que nunca para afrontar lo que fuera menester. En realidad, era ella la que más cosas tenía que ordenar en su vida, y ese proceso, en el que opté por armarme de paciencia y estar a su lado solo como amigo, duró cuatro meses. Pero luego, mi vida pasó a ser lo que tanto había soñado...
Sé que no tienes datos para valorar esta historia, porque tampoco te he dado los suficientes. Si te los contara, podría pasarte como a cualquier otra persona que a lo mejor piensa que hemos obrado mal, pero sé que no, he leído tu libro y se que tú no. Yo solo he apostado por el amor, y el amor tenía que ganar. Me quiero convencer de que obré bien. La amé sin límite tanto tiempo y ni siquiera lo confesé. Una vez que nos confesamos nuestro amor, seguí esperando a que la situación fuera la idónea para estar con ella. Ni un beso, ni un abrazo, ni un solo encuentro en persona durante 4 meses y sabiendo que ella me amaba y yo a ella también. Aún así habrá quien piense que el giro que hemos dado a nuestras vidas, sobretodo ella, nos convierte en unos desalmados que hicieron lo que les vino en gana sin importales otras personas. Pero nada más lejos de nuestra intención. Lo que le pasa a mucha gente en esta vida es que no han descubierto el verdadero amor, ese al que no puedes combatir, que es el que te da la vida, las fuerzas y todo lo que necesitas para ser feliz. Si renuncias a ese amor no tienes nada. Estás incompleto por mucho que a veces tengas que sobrevivir así, y yo lo sé por experiencia.
Nunca he sido tan feliz. Dicen que cuando tienes muchas expectativas creadas en algo a veces te defrauda cuando te estampas contra la realidad. Sin embargo, en mi caso las expectativas eran enormes, creadas en cinco años imaginando lo genial que sería cualquier detalle a su lado, y resulta que al final mi imaginación se había quedado corta porque todo resulta ser más increíble que en los mejores sueños. Cada día descubro en ella nuevos motivos para enamorarme más y más. No somos nadie para valorar lo que sienten los demás, pero a veces lo hablo con ella, hay parejas que no sé si de verdad se quieren, si se aman, y es una pena que la gente no explote las posibilidades que ofrece el amor, aunque claro, hay que encontrar a la persona adecuada que despierte en ti esas sensaciones, o quizás simplemente haya que nacer sabiendo amar.
Soy, somos jóvenes, tenemos 25 años, y sé que la vida aún puede dar muchas vueltas. Pero mi post-adolescencia, esa que se supone que debe ser la época más alocada, la pasé amándola en la distancia. No hubo nada de alocado porque solo tenía ojos para ella y no me arrepiento de nada. Sin ser consciente de ello, maduré y seguí moldeando lo que yo quería ser mientras la deseaba, y ahora estoy hasta satisfecho de que tuviese que pasar esa dura etapa. Quizás si la hubiera tenido a mi lado a los 20 años no hubiera podido darle muchas cosas que si le puedo dar ahora, estoy seguro, y no hablo de nada material. Quizás lo hubiera estropeado y esa espera de largos años estaba preparada por el destino para que llegase el momento idóneo donde los dos estuviéramos preparados para empezar algo que ya no deba acabar nunca.
No sé lo que hubiera pasado si ella no confesase su amor. No sé si yo lo hubiera podido hacer, ni cuanto hubiera tardado. Igual habría acabado huyendo otra vez. Igual nos hubiéramos distanciado para siempre y yo acabaría compartiendo la vida con alguna otra mujer, probablemente, no lo sé. Pero algo tengo claro, ella era (y es) la mujer de mi vida. Se hubiera quedado para siempre en mi corazón como el amor más puro que tuve nunca y que a la vez nunca pude tener. Aunque ella nunca lo hubiera sabido, nadie la habría querido más que yo. Pero ya lo sabe. Y también yo sé que nadie me puede querer más que ella
Siento que una enhorabuena por tu libro se haya alargado tanto. Ha sido muy especial para mi, Miquel. Tu libro lo descubrió ella, te lo compró, y luego me lo recomendó. Ella lo leyó en esa época de transición difícil que tuvimos que pasar, y tengo el presentimiento de que tu canto al amor y tus reflexiones los tuvo presentes en alguna de sus decisiones, o al menos la ayudaron. Yo lo compré en casadellibro y lo leí ya a medias entre la transición y luego la plena felicidad a su lado, y como te dije al principio, me ha hecho introducirme en la historia como nunca antes ningún otro. No te niego que en algún momento al verme reflejado me ha despertado sentimientos contradictorios de melancolías pasadas... pero en general me ha servido para acabar de abrir los ojos del todo, y saber que apostando por el amor, hemos hecho lo que debíamos.
Gracias Miquel, ha sido todo un acierto que decidieses publicar tu historia. Quien lea tu libro y no sepa apreciarlo, es que no sabe lo que es amar
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Un afectuoso saludo,
Sergio.