6 jul 2016

Las canciones de mi vida y el amor. Il mio canto libero.

Hoy os presento una versión fantástica de una canción preciosa: Il mio canto libero, de Lucio Batisti.
El amor nos lleva a la libertad y siendo libres podemos amar.


En un mundo que
ya no nos quiere
mi canto libre eres tú.
Y la inmensidad
se abre a nuestro alrededor
más allá del límite de tus ojos.

Nace el sentimiento
nace en medio del llanto
y se eleva altísimo y va.
Y vuela sobre las acusaciones de la gente
a todos sus legados indiferente
sostenido por un anhelo de amor,
de verdadero amor.

En un mundo que - Piedras un día casas
prisionero es - recubiertas de rosas silvestres

respiramos libres tú y yo - reviven, nos llaman.
Y la verdad - Bosques abandonados
se ofrece desnuda a nosotros - y por eso sobrevividos vírgenes
y límpida es la imagen - se abren
ahora ya - nos abrazan.

Nuevas sensaciones,
jóvenes emociones
se expresan purísimas
en nosotros.
El traje de los fantasmas del pasado
cayendo deja el cuadro inmaculado
y se alza un viento tibio de amor
de verdadero amor,
y te redescubro.

Dulce compañera que
no sabes adónde ir pero sabes
que adondequiera que vayas
me tendrás a tu lado,
si tú lo quieres.

Piedras un día casas
recubiertas de rosas silvestres
reviven,
nos llaman.
Bosques abandonados
y por eso sobrevividos vírgenes
se abren,
nos abrazan.

En un mundo que
prisionero es
respiramos libres
tú y yo.
Y la verdad
se ofrece desnuda a nosotros
y límpida es la imagen
ahora ya.

Nuevas sensaciones
jóvenes emociones
se expresan purísimas
en nosotros.
El traje de los fantasmas del pasado
cayendo deja el cuadro inmaculado
y se alza un viento tibio de amor
de verdadero amor
y te redescubro.

4 jul 2016

Diario de un amor platónico. Deseos de amor.

Fragmentos del libro A LA LUNA, A TI, MI CIELO, Y A MIS QUERIDAS ESTRELLAS

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Anoche viajé hacia el cielo. Anoche huí de las angustiantes realidades y me invité a rebuscar en la magia del cosmos aquella ilusión que una vez supo acariciar mis deseos con tanta ternura. Anoche fui a visitarte al país de los velados secretos y quise volver a declararme, y quise volver a requerir tu amor...
Anoche cogí mi coche y me subí al monte. En la cima hallé un centenario pino y en su regazo me senté. Posado en tan hermosa tarima escudriñé el horizonte y quise recuperar aquella maravillosa vivencia que no hacía mucho el destino me había regalado para mi diario. Un pedazo de cielo emergía ante mí como un señuelo, tratando de capturar mi atención con la divina presencia de miles de estrellas. Cual bellas infantas reposaban en la fina cuna de la templada oscuridad mientras su mamá, la reina luna, iba tarareando su canción, la azucarada nana que peina los sueños. En verdad eran tantas y tan colosal era el chal que arropaba los vacíos que las separaban que mis empeños no sabían adónde dirigir mi mirada. Baldíos fueron mis inaugurales intentos: la luces que mi alma buscaba eran esquivas y en mis tentativas no hallaba aquellos originales cruces que tan asombrosamente solían quebrar la etérea calma del universo. Converso de una férrea esperanza en mi mente bullían las evocaciones que invitan a la paciencia a disfrazar la tardanza con preciosas expectaciones... En un paseo rural encontré una vez la paz, lejos del mundanal jolgorio maté mi prudencia y al aire lancé mi deseo de amor. En pos de una estrella fugaz se elevaron como diosas mis odas. Más clara, más bella, la luna brilla... Y se respira mejor...Y en el donaire me sentí Don Juan Tenorio, en el sentir fui Romeo y en mi rara pretensión Don Quijote. La tuna de mis suspiros coreó las bodas de una pilla pasión con la secreta complicidad del infinito. Y sentí otra vez aquel emocionante azote: de sus retiros volvieron con extraño brío y apasionante sensualidad aquellos sentidos que tanto llevaban dormidos. LEER MÁS